Macachín | La danza folklórica se vistió de gala el fin de semana

Foto: Noticias Virtuales |

El sábado 14 y domingo 15 de julio, se llevo a cabo el cuarto certamen nacional de danzas folclóricas, organizado como cada año por el Ballet Calfucura.

Y este cuarto certamen era especial, porque tenía la enorme carga emotiva de no ser un certamen mas, sino de llevar el nombre de Raúl Omar Mendiburo, uno de sus grandes exponentes, integrante del cuerpo de baile y de la comisión del ballet, que nos dejara de manera trágica en un accidente de trabajo, no hace mucho.

Pero su esencia, su carisma, su sonrisa franca, su humor, su personalidad, de buen tipo por sobre todas las cosas, estuvo presente cada segundo en cada rincón del gimnasio Aldo Araya, de la Escuela 220.

Y estuvo y estará presente por siempre, porque el amaba esto, y como Santiago Ayala, llevaba la danza con él.

Pero este amigo que Dios un día decidió llamar, porque necesitaba alguien alegre a su lado, para disimular tanta mezquindad, egoísmos y miserias humanas, de este mundo en el cual nos toca vivir y del que formamos parte, emprendió el viaje hacia la luz, y se quedo para siempre en nuestros corazones.

Y es allí, donde habitará por siempre, como padre, como esposo, como laburante, como amante de la música y de la danza, pero también como amigo.

Por eso la emoción, por eso el recuerdo, cargado de energía, de una energía que no se puede describir con palabras, (dudo que los grandes eruditos pudieran hacerlo), hay que sentirlo.

Ese amigo sin condiciones que recordaremos cada minuto de nuestra vida. Ese amigo que fue homenajeado, entregándole un presente a la familia.

De parte de la Municipalidad de Macachín, en la figura de nuestro intendente (ausente por motivos particulares), se le encomendó esta misión al Secretario de Gobierno Juan José Rene, quien en un gesto que lo enaltece, considero que la persona indicada para entregar este presente y decir unas palabras, era uno de sus compañeros de trabajo, y entrañable amigo de Raúl, y estamos hablando de Sergio "Toto" Cuevas, ( hoy además Secretario de Obras Públicas de la Comuna), quien tuvo el honor, pero a la vez la difícil tarea desde lo emocional de rendir tributo al amigo. Tributo al que obviamente adhirieron todos los presentes.

También integrantes del Ballet Calfucura lo recordaron con algunas palabras. Esas palabras que brotan en el corazón y desde allí se hacen eco de voz, para que el eco y la magia del viento, las lleve hacia el hermano que ha partido.

Una emoción, que reitero no puede escribirse hay que sentirla. Y no solamente ese día, sino todos los días, porque los grandes no mueren, solo se van de viaje, y Raúl Omar Mendiburo, para quien suscribe (y estoy seguro que para muchos) era un grande, y como tal habitara nuestros corazones para siempre, su recuerdo, sus cosas y anécdotas, vendrán a nuestras mente de manera constante. Algo que solo consiguen los humildes de espíritu, grandes de corazón y bondad.

Te saludo amigo, y curtidle todos los bailes que quieras desde donde te encuentres, junto al chúcaro, el cachafaz, y tantos grandes, que hoy ocupan ese gran universo universal, y se transmutan a través de lo que dejaron; su semilla, esa que debe germinar cada vez más grande, mas fuerte, más unida al gran árbol, para que ningún viento lo derribe, para que ninguna circunstancia del destino pueda destruirla.

En cuanto al evento en sí, el éxito se repitió una vez más, el esfuerzo valió la pena y dio sus frutos.

Nos cuentan que alrededor de 12 delegaciones de distintos puntos cardinales convergieron para mostrar su arte.

Y gracias a la gentileza de Cecilia Arias (integrante de Ballet Calfucura), les podemos mostrar el evento en fotos y contarles, que su hijo Gonzalo Gomez (integrando el Ballet Amancay de Santa Rosa, que dirige el maestro Mauricio “tete” Suarez), obtuvo el primer premio solista malambo sureño, primer premio cuarteto malambo sur, primer premio cuarteto malambo norte y segundo premio pareja de danzas estilizadas.

Una vez más este magnífico bailarín de Miguel Riglos, se subió a lo más alto con su arte, ese al que ya nos tiene acostumbrados y que nos enorgullece cada vez que lo muestra en cada escenario que pisa. Allí, donde deja su impronta, su fibra, su temperamento, su estirpe de gran bailarín.

Este emulo del chúcaro, sigue cosechando premios, y creciendo cada vezas, simplemente porque la danza y el son una misma cosa, conjugado en un verbo de grandeza, y sonando su repiquetear de malambo o su gracia en una zamba, gato o chacarera, como el tropel de los corceles de los mil lanceros del gran Cafulcura.

Noticias Virtuales