Espectáculos | Los Ortega, dolidos

Foto: Clarín |

Sebastián, el ex marido de la actual pareja del conductor de "ShowMatch", se mantiene en silencio. Pero su hermana, Julieta, dejó en claro la sensación familiar: “Hay tanto para decir, que mejor no digamos nada. Esto para él fue una desilusión”.

Sebastián Ortega, el ex marido de Guillermina Valdés, actual pareja de Marcelo Tinelli, se mantiene en silencio. Pero sus allegados hablan. Cuando se conoció la relación entre la modelo y el conductor de ShowMatch, Andy Kusnetzoff había marcado una supuesta "falta de códigos". Y ahora la que entregó las sensaciones de la familia Ortega fue Julieta.

Ayer, antes de que Sebastián Ortega viajara a Miami con su novia, las cámaras de Infama fueron a buscarlo: “¿Rompió códigos Tinelli?”, le preguntó sin anestesia un movilero, en relación a la supuesta amistad que lo unía con Tinelli. El productor de Graduados (Telefe) sólo respondió: “Sin comentarios chicos. Chau”. Después se marchó a Ezeiza, para tomar un avión a los Estados Unidos y descansar lejos de los paparazzi.

Distinto fue lo de su hermana. En el programa de Viviana Canosa, la actriz dio una muestra de cómo se vive en la familia Ortega la novedad. "Lo único que puedo decir como hermana es que entiendo su dolor y su desilusión, que es lo mismo que sentiría yo. A mí me duele porque lo considero un tipo muy noble con la gente que él quiere. Repito, para él esto fue una desilusión", puntualizó.

El foco de la polémica está puesto en el vínculo, laboral y al parecer también afectivo, entre Sebastián Ortega y el propio Tinelli antes del romance.

En ese marco, y con una situación familiar delicada, Julieta Ortega hizo equilibrio. "Hay tanto para decir, que mejor no digamos nada. Guillermina es la mamá de tres de mis sobrinos. Fue parte de mi familia casi 14 años, por lo cual yo la respeto y le deseo lo mejor".

La actriz también se preocupó por los efectos del aluvión mediático en los chicos. "Mis sobrinos tienen guardia periodística en la puerta del colegio. Son chiquitos, muy chiquitos, no está bueno".

Clarín