Ganancias | Mayor presión fiscal al salario
Con la suba del mínimo no imponible de Ganancias y la inflación acumulada en los dos últimos años, la presión fiscal sobre salarios medios y altos es hasta 5 veces más alta que en 1998.
(Infografías: El Litoral)
Con la actualización del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias ordenada por la presidenta Cristina Fernández, la Casa Rosada dispone de la segunda mayor presión fiscal sobre el salario de la década kirchnerista (después de 2005).
En 1998 un soltero con un ingreso de $ 15 mil brutos a valores de hoy, hubiera pagado 1,5 % al fisco. Hoy debe dejarle 7,31 % de ese monto a las arcas nacionales, de acuerdo al cálculo que efectuó a manera de ejemplo el Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral) de la Fundación Mediterránea, según el informe presentado por Marcelo Capello y Gustavo Diarte.
La mayor presión fiscal se explica a partir de la inflación y por varios frentes. El primero de ellos -y el más evidente- es que el año pasado el gobierno nacional no actualizó el mínimo no imponible de Ganancias, por lo que los aumentos de salarios en paritarias incorporaron de hecho a muchos asalariados en el alcance del gravamen.
La inflación real de 2011 fue de 25 % y este año la expectativa es similar. Por eso los gremialistas -oficialistas y opositores- especulaban con un aumento del mínimo no imponible del 50 %; pero Cristina dispuso mover el piso sólo un 20 %, por lo que de hecho terminará el año incorporando más trabajadores al impuesto y acrecentando la presión fiscal. Pero además están congeladas las escalas salariales que determinan las alícuotas. La "tablita de Machinea" no se actualizó y esas alícuotas son cada vez más gravosas a medida que las paritarias actualizan los salarios.
"Los cambios en el impuesto, al anunciarse antes que se lleven a cabo las negociaciones salariales para 2013, probablemente generarán repercusiones sobre los planteos que se realicen en paritarias, las variaciones de ingresos reales netas de los trabajadores que finalmente se obtengan y los costos laborales de las empresas", advierte el informe del Ieral.
A manera de conclusión, el Ieral advierte que "el impuesto a las ganancias requiere de soluciones definitivas, que implican la posibilidad de ajustar automáticamente por inflación cada año, tanto deducciones como tramos de escala, corrigiendo inicialmente las distorsiones que se han acumulado en la última década, de modo que el impuesto alcance a las personas cuyas capacidades contributivas los legisladores realmente deseen alcanzar".
Las deducciones personales también cambian
Las deducciones personales aplicables sobre el impuesto a las ganancias aumentaron 20 %, en línea con el incremento al mínimo no imponible de la cuarta categoría, según anunció ayer el titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos, Ricardo Echegaray.
Aclaró que la actualización de las escalas que determinan las alícuotas de pago son "facultad del Congreso de la Nación" y puntualizó que el Poder Ejecutivo sólo tiene potestad para modificar el mínimo no imponible. Echegaray brindó una conferencia de prensa junto al titular de la Anses, Diego Bossio, sobre la actualización del impuesto que anunció el lunes la presidenta.
El titular de la Afip comunicó que la carga de familia por cónyuge pasa de 14.400 pesos a 17.280 pesos, por hijo de 7.200 a 8.640 pesos y el ítem indicado como "otras cargas" de 5.400 a 6.480 pesos. La deducción especial en sueldos y jubilaciones sube de 62.208 a 74.650 pesos y que la deducción especial de autónomos pasa de 12.960 a 15.552 pesos.
Echegaray destacó que luego de esta medida, la cantidad de trabajadores que pagan ganancias baja de 2,4 a 1,6 millones. Pero eludió evaluar qué sucederá cuando se cierren paritarias que generen aumentos superiores al 20 %, incorporando nuevamente al pago de ganancias a trabajadores que ahora fueron excluidos.
El funcionario remarcó que en la situación actual el 82,52 % de los trabajadores en relación de dependencia no paga el impuesto, 10,48 % pagan menos de 500 pesos mensuales. Sólo el 0,5 % tiene que hacer frente a la alícuota máxima que va de 31 a 35 %.
Ajuste
En el cálculo del Ieral, un salario de bolsillo de $ 8.300 necesitaría un aumento paritario de 27,5 % para el caso de un trabajador soltero, y de 25,5 % en el caso de uno casado, sólo para compensar los atrasos por inflación y escalas o deducciones "congeladas", para mantener el poder adquisitivo de su salario con una inflación esperada del 25 % este año y a partir de la suba del 20 % en el mínimo no imponible. El gobierno no homologa acuerdos paritarios por encima del 20 % y el cálculo no descuenta lo que los salarios perdieron porque no hubo actualización del impuesto el año pasado.
Competitividad
Si las organizaciones de trabajadores logran aumentos de salarios nominales mayores a la inflación, de modo que los salarios medios y altos, después de pagar impuestos, no vean modificados su poder de compra, se aumentarán los costos laborales de las empresas. En ese caso -dice el Ieral- "la afectada será una vez más la competitividad de la producción local, y por esa vía muy probablemente el empleo", sin contar los efectos de una espiral inflacionaria.
El Litoral
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