Santa Rosa | Dos personas son juzgadas por trata

El Tribunal Oral Federal de Santa Rosa inició este lunes a la mañana un juicio oral y público contra los dueños de dos tiendas de ropa que, según la acusación, sometieron a dos mujeres a la trata de personas para explotarlas laboralmente en la capital provincial. (Foto: Diario Textual)

La acusación es grave: entre otros, la captación de una menor de edad, aprovechándose de su vulnerabilidad social, para explotarla laboralmente.

Los imputados son Adolfo Marín Carapi y Josefina Muruchi Vilca, quienes -según manifestó la fiscalía- son dueños de Tiendas Moda Marín, situada a media cuadra de la plaza San Martín, sobre la calle Gil.

Este caso se conoció en septiembre de 2011. Las víctimas son M.P.A. -en ese momento de 15 años de edad- y B.V.C.

La adolescente y la otra mujer provenían de una familia sumamente pobre, del pueblo de Cala Cala. Es un pueblo de 60 habitantes de Bolivia, dedicados a la agricultura.

Josefina Muruchi Vilca las contactó en Bolivia. Les prometió un salario de 900 pesos para trabajar en la tienda.

Cada pasaje desde Bolivia a Santa Rosa tuvo un costo de 600 pesos. Los pagó Vilca y acordaron que las dos chicas iban a devolverlo con el trabajo.

Ya en Santa Rosa, siempre según la acusación, se cambiaron las condiciones: además de trabajar en la tienda -de 8 a 12.30 y de 16 a 21, desde el lunes al sábado- debían limpiar la casa de los dueños y cuidar a los niños.

Según la fiscalía, vivían todos juntos en la casa de la calle Gil: las dos chicas, más la pareja dueña de la tienda, sus dos hijos y un bebé (hijo de Adolfo y una amante).

En su declaración, la adolescente dijo que podía salir de la casa. Iba, por ejemplo, a un locutorio para llamar por teléfono a su madre, que seguía en Bolivia.

Estuvieron 20 días en esas condiciones. Un día, Adolfo se enojó con B.B.C.: le cuestionó que hubiera estado, presuntamente, averiguando sobre sus relaciones extramatrimoniales. La echó.

B.V.C. pretendió irse también con la adolescente de 15 años. Pero los dueños de la tienda no permitieron que la retiraran: argumentaron que la madre de la chica les había pedido que no la dejaran salir sola.

El acusado dijo hoy, frente a los jueves, que no era dueño del negocio de la calle Gil. También expresó que ya, en esa época, se había separado de Josefina. "Yo vivía en la calle Pestalozzi, con otra mujer", manifestó.

Marín Caripi dijo que en esa época había dos negocios: uno sobre la Gil -llamado Modas Marín, solo propiedad de Josefina- y otro en la calle Unanue -denominado Modas Aylén, propiedad de él y de Josefina-.

Dijo que él en España sufrió de "esclavitud", en las obras de construcción. "Yo sé lo que es y no voy a hacer sufrir lo mismo a mi gente (de Bolivia)", expresó.

Contó cómo fue el contacto de las chicas en Bolivia. "La Josefina fue a visitar a su papá y su familia a Bolivia. Yo me quedé cuidando el negocio y, allá, la Josefina las contactó y las trajo a las chicas. Eran una familia más para nosotros; yo iba al negocio a visitar a los chicos y ellas estaban ahí", expresó.

Josefina Muruchi Vilca también declaró frente a los magistrados. "Somos parientas con la chica; la madre me dio la autorización, para que venga dos meses", expresó. "La chica quería trabajar y vino conmigo. Era como mi hija y trabajaba cuidando a los chicos y en la tienda; siempre conmigo, nunca sola".

Explicó por qué no la dejaban salir sola a la calle a M.P.A. "Ella salir solita, no; eso me pidió la madre y yo le cumplí", expresó.

También argumentó por qué no le había pagado. "Hacía 20 días que estaba y, además, la madre me había dicho que la plata se la diera a ella", expresó.

Desligó a Marín de esta maniobra de supuesta captación. "Marín no tiene nada que ver", dijo. "El se quedó con los chicos y yo me fui a Bolivia; yo traje a las chicas".

"Ella estaba bien; pero cuando B.V.C. se fue, cuando discutieron con Adolfo, M.P.A. quiso irse; pero nosotros no la largamos porque su madre no lo permitía", contó.

Diario Textual