Histórica peregrinación a Luján: 2,5 millones de personas
https://www.lapampadiaxdia.com.ar/2013/10/historica-peregrinacion-lujan-25.html
Fue una impactante muestra de devoción a la Virgen. El “efecto Francisco” se reflejó en récord de convocatoria. El arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, pidió a María que cuide la fe de su pueblo. (Foto: Cadena3)
Unas dos millones y medio de personas arribaron este domingo a la Basílica de Luján, tras participar de la 39ª Peregrinación Juvenil iniciada el sábado en el Santuario de San Cayetano del barrio porteño de Liniers, para marcar un récord histórico para esta impactante celebración y muestra de fe.
Una multitud de fieles estuvieron presentes la misa principal a cargo del arzobispo de Buenos Aires y Primado de la Argentina, monseñor Mario Aurelio Poli.
El "efecto Francisco", que desde su asunción generó un desborde de fieles en las iglesias, se vio reflejado en un río incesante de peregrinos que llegó a Luján.
Fuentes policiales y eclesiásticas señalaron a la prensa que la manifestación convocó a unos dos millones y medios de personas.
Los 60 puestos de apoyo y sanitarios destacados por la Comisión Arquidiocesana de Piedad Popular funcionaron a pleno desbordados por el flujo incesante de personas que marcharon.
El Papa Francisco envió su saludo a través del arzobispo Poli y la multitud festejó el gesto.
El arzobispo de Buenos Aires remarcó que "con la fe no se negocia, ni se claudica", ante la imagen cabecera de la Virgen que llegó minutos antes de las 7.
Este año, la Peregrinación tuvo como lema "Madre, cuidá la fe de tu pueblo que camina", mientras que el clima ayudó con temperaturas agradables y recibió a los caminantes con un cielo claro y celeste.
La homilía de monseñor Poli estuvo centrada en la fe y en el encuentro con la Virgen, fue eminentemente religiosa, sin alusiones al estado del país o a la actualidad social, política y económica.
Poli inició sus palabras con el recuerdo de la Visitación de la Virgen a su prima Santa Isabel, cuando recorrió, embarazada, en caravana, 100 kilómetros hasta la casa de su prima Santa Isabel.
"Y lo hizo para anunciar lo que llevaba en su seno, a su Hijo, nuestro Señor Jesús. La alegría de su prima Santa Isabel es semejante a la profunda emoción que cada una de ustedes experimentó cuando llegaron al Santuario de la Madre, aquí en Luján", dijo el prelado.
En un altar levantado al frente de la Basílica, Poli presidió la misa con otros celebrantes también como "devoto de la Virgen", como él mismo lo había anunciado en conferencia de prensa.
"También nosotros le decimos: 'Virgencita, te felicitamos porque creíste antes que nadie lo que Dios te anunció y por eso te pedimos que cuides la fe de tu pueblo que camina, la fe en tu hijo Jesús'", dijo.
"Recurrimos a ella porque es compañera en el camino de la vida y enseña a conservar en el corazón las cosas de la fe, las que Dios quiso revelar a los que creen, a los humildes: Cuidar nuestra fe es una tarea delicada y sólo se puede confiar a la custodia de una Madre como María", remarcó.
"Al depositarla en ella, dejamos lo más valioso que tenemos en buenas manos. La fe es un don y con ella Dios nos regaló en el bautismo un gran amor. Es la fe que a vos, peregrino, te sacó de tu casa, de tus cosas y te movió", sostuvo.
El arzobispo analizó que "hay muchos modos de confesar la fe: con la boca para alabar, con las manos para ayudar al prójimo con buenas obras y también se la confiesa con los pies para imitar a María misionera, que no dudó en salir a los caminos para anunciar a Jesús".
"Si ya caminaste más de una vez, querido peregrino, sabés que hay un antes y un después del sacrificio de cada peregrinación, porque es la fe en Jesús la que te alienta y atrae a seguir caminando", agregó.
"Al llegar al santuario nos surge el deseo interior de buscar la caricia de la reconciliación y buscar la gracia del perdón. La fe que cuida María se alimenta en la Eucaristía que estamos celebrando", precisó.
Para monseñor Poli, "la vuelta a casa tiene que convertirse en una nueva oportunidad conforme a la bendita fe de nuestro bautismo, con alegría y fidelidad".
Unas dos millones y medio de personas arribaron este domingo a la Basílica de Luján, tras participar de la 39ª Peregrinación Juvenil iniciada el sábado en el Santuario de San Cayetano del barrio porteño de Liniers, para marcar un récord histórico para esta impactante celebración y muestra de fe.
Una multitud de fieles estuvieron presentes la misa principal a cargo del arzobispo de Buenos Aires y Primado de la Argentina, monseñor Mario Aurelio Poli.
El "efecto Francisco", que desde su asunción generó un desborde de fieles en las iglesias, se vio reflejado en un río incesante de peregrinos que llegó a Luján.
Fuentes policiales y eclesiásticas señalaron a la prensa que la manifestación convocó a unos dos millones y medios de personas.
Los 60 puestos de apoyo y sanitarios destacados por la Comisión Arquidiocesana de Piedad Popular funcionaron a pleno desbordados por el flujo incesante de personas que marcharon.
El Papa Francisco envió su saludo a través del arzobispo Poli y la multitud festejó el gesto.
El arzobispo de Buenos Aires remarcó que "con la fe no se negocia, ni se claudica", ante la imagen cabecera de la Virgen que llegó minutos antes de las 7.
Este año, la Peregrinación tuvo como lema "Madre, cuidá la fe de tu pueblo que camina", mientras que el clima ayudó con temperaturas agradables y recibió a los caminantes con un cielo claro y celeste.
La homilía de monseñor Poli estuvo centrada en la fe y en el encuentro con la Virgen, fue eminentemente religiosa, sin alusiones al estado del país o a la actualidad social, política y económica.
Poli inició sus palabras con el recuerdo de la Visitación de la Virgen a su prima Santa Isabel, cuando recorrió, embarazada, en caravana, 100 kilómetros hasta la casa de su prima Santa Isabel.
"Y lo hizo para anunciar lo que llevaba en su seno, a su Hijo, nuestro Señor Jesús. La alegría de su prima Santa Isabel es semejante a la profunda emoción que cada una de ustedes experimentó cuando llegaron al Santuario de la Madre, aquí en Luján", dijo el prelado.
En un altar levantado al frente de la Basílica, Poli presidió la misa con otros celebrantes también como "devoto de la Virgen", como él mismo lo había anunciado en conferencia de prensa.
"También nosotros le decimos: 'Virgencita, te felicitamos porque creíste antes que nadie lo que Dios te anunció y por eso te pedimos que cuides la fe de tu pueblo que camina, la fe en tu hijo Jesús'", dijo.
"Recurrimos a ella porque es compañera en el camino de la vida y enseña a conservar en el corazón las cosas de la fe, las que Dios quiso revelar a los que creen, a los humildes: Cuidar nuestra fe es una tarea delicada y sólo se puede confiar a la custodia de una Madre como María", remarcó.
"Al depositarla en ella, dejamos lo más valioso que tenemos en buenas manos. La fe es un don y con ella Dios nos regaló en el bautismo un gran amor. Es la fe que a vos, peregrino, te sacó de tu casa, de tus cosas y te movió", sostuvo.
El arzobispo analizó que "hay muchos modos de confesar la fe: con la boca para alabar, con las manos para ayudar al prójimo con buenas obras y también se la confiesa con los pies para imitar a María misionera, que no dudó en salir a los caminos para anunciar a Jesús".
"Si ya caminaste más de una vez, querido peregrino, sabés que hay un antes y un después del sacrificio de cada peregrinación, porque es la fe en Jesús la que te alienta y atrae a seguir caminando", agregó.
"Al llegar al santuario nos surge el deseo interior de buscar la caricia de la reconciliación y buscar la gracia del perdón. La fe que cuida María se alimenta en la Eucaristía que estamos celebrando", precisó.
Para monseñor Poli, "la vuelta a casa tiene que convertirse en una nueva oportunidad conforme a la bendita fe de nuestro bautismo, con alegría y fidelidad".
Cadena3
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