General Pico | Condenaron a 10 años y 8 meses de prisión al anciano que mató a su inquilino en Parera
https://www.lapampadiaxdia.com.ar/2013/11/general-pico-condenaron-10-anos-y-8.html
Los jueces Losi, Alonso y Pellegrino consideraron que actuó “con dolo”, por lo que lo condenaron por “homicidio agravado por el uso de arma”, a la pena de 10 años y 8 meses de prisión. De todas formas, por ser mayor de 70 años podrá pedir prisión domiciliaria.
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Los jueces de audiencia Fabricio Losi, Alfredo Alonso y Carlos Pellegrino condenaron hoy a 10 años y 8 meses de prisión a Héctor Garrone (73), por el homicidio de Alexis Gerardo Berazategui (32). De todas formas el anciano, que durante la investigación estuvo con preventiva en su casa, con seguridad no irá a la cárcel, ya que podrá solicitar la prisión domiciliaria por superar los 70 años de edad.
La lectura de la sentencia se desarrolló al medio día y el Tribunal Colegiado falló “condenando a Héctor Gleman Garrone (…) como autor material y penalmente responsable del delito de Homicidio agravado por el uso de arma de fuego (…), a la pena de Diez Años y Ocho Meses de prisión, de efectivo cumplimiento. Con accesorias legales y costas”.
Además “ordenando el decomiso del arma secuestrada oportunamente, firme que se encuentre la presente”.
El el debate el fiscal Alejandro Gilardenghi había pedido esa pena, mientras que el defensor oficial Walter Vaccaro había solicitado 3 años de prisión en suspenso por "homicidio culposo", ya que supuestamente se le había escapado el tiro a su defendido.
Argumentos
El Tribunal consideró en su fallo que “está probado, en grado de certeza”, que Berazategui murió a causa de un disparo de arma de fuego efectuado por Garrone. Esto fue el 30 de mayo de 2013, a las 19 horas, frente a la vivienda que la víctima le alquilaba al victimario en Parera.
El hecho fue acreditado por “el acta de inspección ocular y croquis ilustrativo del lugar del hecho”, “la autopsia (…) que constató la muerte de Berazategui por destrucción de masa encefálica por disparo de arma de fuego”, “el acta de defunción (…) que certifica la muerte” y el acta donde “Carlos Francisco Rosales reconoció el cuerpo”.
A esto se sumó el testimonio del policía Alexis Farías quien al llegar al lugar encontró “tirado el cuerpo de la víctima enfrente de la casa y, entre unos arbustos a Garrone, quien textualmente le dijo ‘…lo maté, la macana ya está hecha…’. Cuando llevó al acusado a la comisaría le comentó que tenía problemas con los alquileres y que, además, le había robado en alguna oportunidad”.
También se valoró testimonio del cabo Alexis Jenssen, quien declaró de forma similar a su compañero.
El perito balístico Roberto Britos certificó que era un revolver calibre 38 LR, con seis proyectiles, uno de ellos percutados, todos aptos para el disparo al igual que el arma. Dicho elemento no estaba registrado, según informó el REPAR, y Garrone no tenía licencia para tenencia ni portación del mismo.
Por último, fueron fundamentales “los testimonios de Flavia y Miguel Ángel López, quienes al llegar a la casa que habitaba Berazategui observaron a Garrone portando un arma de fuego de puño”. Sus declaraciones “aportan a la certeza sobre la existencia del hecho y la autoría”.
Con dolo
Los jueces consideraron, “más allá de duda razonable”, que “Garrone causó la muerte de Berazategui en forma dolosa, descartándose que el resultado lesivo haya sido producto de un obrar imprudente”.
Para fundamentar eso se basaron en los testimonios de los hermanos López, quienes indicaron que al llegar “Garrone se encontraba blandiendo el arma, lo que desmiente su afirmación -en la indagatoria del debate- que lo tenía en la cintura”.
“Incluso Miguel López dijo que lo tenía en la mano izquierda, lo que se condice con el informe de autopsia, que constató el orificio de entrada en el lado derecho de la cabeza. Es decir, que Garrone lo estaba esperando a Berazategui con un arma en la mano, que llevó con el tambor completamente cargado para seis disparos”, agregaron los magistrados.
El Tribunal admitió que si bien “no se pudo determinar por qué motivo fue armado”, tampoco “puede sostenerse seriamente que portara el arma por miedo, porque no está acreditado ningún antecedente violento de Berazategui”.
A esto se suma que “el psiquiatra tampoco constató un estado de emoción intensa, aunque sí de arrepentimiento en el acusado. Al profesional Garrone le dijo que al momento de los sucesos tenía ‘hartazgo y miedo’”.
Además no hay “lesiones constatadas en el cuerpo de Garrone ni en la víctima que prueben que existió una disputa física como antecedente al disparo”, algo que también afirmaron los testigos, y “tampoco hay evidencia de ingesta de alcohol o sustancias tóxicas en ninguno de los protagonistas”
Los uniformados que llegaron tras el hecho afirmaron que el condenado admitió la autoría pero nunca refirió “que el disparo se le haya escapado o que el hecho fuera fruto de un accidente o de la fatalidad”, destacó el Tribunal
El móvil
“El móvil de la disputa fue económico”, afirmaron los jueces, quienes remarcaron que Garrone nunca accionó legalmente para intentar cobrar la deuda que mantenía Berazategui o desalojarlo.
“Fue decidido a concluir el pleito por una vía rápida y violenta ante el menor contratiempo, o ante la persistencia de su inquilino en quedarse en la casa”, por ello “llevó un arma, en buen estado de conservación y funcionamiento, con las seis balas del tambor”, evaluaron.
“No fue con intenciones de amedrentamiento ni de defensa. Desde antes que bajaran de los vehículos, ya esgrimía el objeto y en cuestión de minutos, ante la no concreción de su objetivo (que Berazategui pague o se vaya del lugar) le descerrajó un tiro a corta distancia, apuntando con precisión a una zona vital como la cabeza, con un elemento ofensivo que fue mortífero, al destruir masa encefálica”, sostuvieron.
Por todo ello reafirmaron que “se trató de un homicidio doloso, mediante la utilización de un arma de fuego."
La lectura de la sentencia se desarrolló al medio día y el Tribunal Colegiado falló “condenando a Héctor Gleman Garrone (…) como autor material y penalmente responsable del delito de Homicidio agravado por el uso de arma de fuego (…), a la pena de Diez Años y Ocho Meses de prisión, de efectivo cumplimiento. Con accesorias legales y costas”.
Además “ordenando el decomiso del arma secuestrada oportunamente, firme que se encuentre la presente”.
El el debate el fiscal Alejandro Gilardenghi había pedido esa pena, mientras que el defensor oficial Walter Vaccaro había solicitado 3 años de prisión en suspenso por "homicidio culposo", ya que supuestamente se le había escapado el tiro a su defendido.
Argumentos
El Tribunal consideró en su fallo que “está probado, en grado de certeza”, que Berazategui murió a causa de un disparo de arma de fuego efectuado por Garrone. Esto fue el 30 de mayo de 2013, a las 19 horas, frente a la vivienda que la víctima le alquilaba al victimario en Parera.
El hecho fue acreditado por “el acta de inspección ocular y croquis ilustrativo del lugar del hecho”, “la autopsia (…) que constató la muerte de Berazategui por destrucción de masa encefálica por disparo de arma de fuego”, “el acta de defunción (…) que certifica la muerte” y el acta donde “Carlos Francisco Rosales reconoció el cuerpo”.
A esto se sumó el testimonio del policía Alexis Farías quien al llegar al lugar encontró “tirado el cuerpo de la víctima enfrente de la casa y, entre unos arbustos a Garrone, quien textualmente le dijo ‘…lo maté, la macana ya está hecha…’. Cuando llevó al acusado a la comisaría le comentó que tenía problemas con los alquileres y que, además, le había robado en alguna oportunidad”.
También se valoró testimonio del cabo Alexis Jenssen, quien declaró de forma similar a su compañero.
El perito balístico Roberto Britos certificó que era un revolver calibre 38 LR, con seis proyectiles, uno de ellos percutados, todos aptos para el disparo al igual que el arma. Dicho elemento no estaba registrado, según informó el REPAR, y Garrone no tenía licencia para tenencia ni portación del mismo.
Por último, fueron fundamentales “los testimonios de Flavia y Miguel Ángel López, quienes al llegar a la casa que habitaba Berazategui observaron a Garrone portando un arma de fuego de puño”. Sus declaraciones “aportan a la certeza sobre la existencia del hecho y la autoría”.
Con dolo
Los jueces consideraron, “más allá de duda razonable”, que “Garrone causó la muerte de Berazategui en forma dolosa, descartándose que el resultado lesivo haya sido producto de un obrar imprudente”.
Para fundamentar eso se basaron en los testimonios de los hermanos López, quienes indicaron que al llegar “Garrone se encontraba blandiendo el arma, lo que desmiente su afirmación -en la indagatoria del debate- que lo tenía en la cintura”.
“Incluso Miguel López dijo que lo tenía en la mano izquierda, lo que se condice con el informe de autopsia, que constató el orificio de entrada en el lado derecho de la cabeza. Es decir, que Garrone lo estaba esperando a Berazategui con un arma en la mano, que llevó con el tambor completamente cargado para seis disparos”, agregaron los magistrados.
El Tribunal admitió que si bien “no se pudo determinar por qué motivo fue armado”, tampoco “puede sostenerse seriamente que portara el arma por miedo, porque no está acreditado ningún antecedente violento de Berazategui”.
A esto se suma que “el psiquiatra tampoco constató un estado de emoción intensa, aunque sí de arrepentimiento en el acusado. Al profesional Garrone le dijo que al momento de los sucesos tenía ‘hartazgo y miedo’”.
Además no hay “lesiones constatadas en el cuerpo de Garrone ni en la víctima que prueben que existió una disputa física como antecedente al disparo”, algo que también afirmaron los testigos, y “tampoco hay evidencia de ingesta de alcohol o sustancias tóxicas en ninguno de los protagonistas”
Los uniformados que llegaron tras el hecho afirmaron que el condenado admitió la autoría pero nunca refirió “que el disparo se le haya escapado o que el hecho fuera fruto de un accidente o de la fatalidad”, destacó el Tribunal
El móvil
“El móvil de la disputa fue económico”, afirmaron los jueces, quienes remarcaron que Garrone nunca accionó legalmente para intentar cobrar la deuda que mantenía Berazategui o desalojarlo.
“Fue decidido a concluir el pleito por una vía rápida y violenta ante el menor contratiempo, o ante la persistencia de su inquilino en quedarse en la casa”, por ello “llevó un arma, en buen estado de conservación y funcionamiento, con las seis balas del tambor”, evaluaron.
“No fue con intenciones de amedrentamiento ni de defensa. Desde antes que bajaran de los vehículos, ya esgrimía el objeto y en cuestión de minutos, ante la no concreción de su objetivo (que Berazategui pague o se vaya del lugar) le descerrajó un tiro a corta distancia, apuntando con precisión a una zona vital como la cabeza, con un elemento ofensivo que fue mortífero, al destruir masa encefálica”, sostuvieron.
Por todo ello reafirmaron que “se trató de un homicidio doloso, mediante la utilización de un arma de fuego."
El Diario LP
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