Dakar 2013 | Más Reina que nunca: Alicia llegó a Valparaíso
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Alicia Reina cumplió su sueño: se convirtió en la primera mujer argentina en correr el Rally Dakar y, además, pudo terminar la competencia. Además, en la nota completa, las declaraciones de Alicia, en un reportaje concedido al diario La Capital de Rosario
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"Tuve que pelearla todos los días y fue durísimo; pero fuimos para adelante porque todo el país nos alentaba para seguir", dijo la corredora al culminar el rally.
Reina, quien corrió con el número 444 junto al copiloto Dante Pelayo, es oriunda de la localidad rionegrina de Catriel y tiene una ferretería en 25 de Mayo. Terminó clasificando en el puesto 60, con un tiempo de 164 horas, 53 minutos y 57 segundos.
"Toda la semana ha sido difícil, pasar de la alegría a la tristeza; pero siempre creí que podía llegar a Valparaíso", manifestó. "Hay que vivir un Dakar para saber qué es", agregó, en declaraciones a Campeones, de radio Rivadavia.
La Reina del Dakar es argentina y corre con uno de los más bajos presupuestos
Alicia Reina es la primera mujer de acá en correrlo, pero además demostrando que no sólo lo hacen los que tienen billetera. Esta rionegrina de 40 años no puede más que emocionarse...Alicia Reina, como no podía ser de otra manera, corre en la categoría reina: la de autos, con una Toyota SRV apodada "La ñata".
Sólo la gente de plata puede dedicarse al automovilismo. Y mucho más correr un Dakar. Esa afirmación es cierta en parte, pero algunos rompen el preconcepto. Uno de ellos es el Pato Silva, por ejemplo, que llegó al automovilismo desde muy abajo, gracias al empuje de Jackie, su papá mecánico ya fallecido, el mismo que según el Pato se le apareció cuando se perdió en el desierto de Lima el año pasado. Y otro, mejor dicho otra, que ya hizo historia al salir de la rampa de Rosario es el de Alicia Reina, la primera mujer argentina en correrlo haciendo todo a pulmón junto a su marido y hoy disfruta, no sólo haber cumplido el sueño, sino seguir destacándose sobre muchos varones.
Reina, como no podía ser de otra manera, corre en la categoría reina: la de autos, con una Toyota SRV apodada "La ñata" que adquirieron junto a su marido Adrián Farroni, Chingolo para todos y que sólo corrió en el Desafío Ruta 40 en la especialidad de raid. Su número, el 444, ya fue claramente reconocido por los tramos de Argentina, al punto que esta rionegrina de Catriel, de 40 años, no puede "más que emocionarse por esa demostración de afecto, impensada para mí".
Cuando dialoga con Ovación ya es en la noche del lunes, tras de la etapa Salta-Salta, la ciudad de sus amores porque ahí ganó su primera carrera de rally argentino, en la clase N2, en 2008, convirtiéndose en la primera mujer en obtener una victoria en la especialidad. Está "por primera vez cansada", pero así está feliz porque ella sabe lo que costó llegar.
Su familia tiene un corralón-ferretería en Catriel y hace un tiempo abrió una sucursal en la ciudad 25 de Mayo. "Es como un gran almacén ferretero", grafica Chingolo, "vivimos bien pero no tiramos manteca al techo".
Correr el Dakar, con uno de los más bajos presupuestos, les insumió un millón de pesos. Y les costó llegar a esa cifra, de la cual 450 mil sólo fue en concepto de inscripción. Para comprar la camioneta vendieron una nueva que tenían y compraron la de carrera y una más pequeña para manejarse en sus pagos. Y empezaron a golpear puertas para conseguir apoyos, "la de amigos que nos dieron una mano", y la gubernamental que no aportó recursos. Por eso, porque veían que no llegaban, se les ocurrió una idea.
Invirtieron en una camioneta Amarok 0 kilómetro y la sortearon, vendiendo mil números a mil pesos. Gastaron unos 250 mil pesos y recaudaron casi 900 mil. Con esa diferencia, con los apoyos publicitarios, un festival que hicieron y un último apoyo "que apareció de la nada porque les gustó el proyecto", el de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), se largaron a la aventura, con Dante Pelayo de acompañante y dos mecánicos del RC Competicion de Córdoba.
También lidiaron con la desconfianza de lo que podría dar Alicia, pero hoy no deja dudas, como lo describe su copiloto Dante Pelayo, un debutante también pero experimentado en safari: "No deja de sorprenderme su capacidad, su tranquilidad y su perseverancia para manejar todo lo que haga falta. Eso sí, cuando ve un camino llano le mete pata de lo lindo".
La Toyota sólo rompió un amortiguador en El Nihuil y después sólo padeció pinchazos, aunque ayer tuvo problemas que la retrasaron mucho hasta Calama. "Los de RC hicieron una chata sencilla, muy segura y confiable, con la sapiencia de hacerle la trompa más chata, por lo que si la camioneta golpea una duna lo hace con las ruedas. Por eso la llamamos La Ñata", describe Chingolo.
"Es un mundo increíble el Dakar", dice Alicia, quien no para de sorprenderse con "los carteles que vi en el camino con mi nombre. No sé si llama mucho la atención que corra una mujer argentina, pero sí me escribe un montón de gente, no puedo creerlo. Y eso me dicen mis hijas (Florencia y Carla de 21 y 18 años) de Catriel", dice sin creérsela para nada.
Y Alicia no pierde su femineidad por estar con el buzo de piloto. Al contrario, cuida su imagen con un sutil maquillaje y las uñas pintadas de rosa. "Pero esta se me saltó, ¿ves? Por aflojar una tuerca para cambiar una rueda. ¡Ojo! Eso es lo único que hago, lo demás lo hace Dante". Y juntos, con el ingenio y el respaldo de su propio trabajo como cualquier hijo de vecino, está haciendo historia. La de la primera mujer argentina en el Dakar y de la que no sólo es para los chicos bien.
iTextual | La Capital
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