La Sensación Térmica
¿Qué corno es la sensación térmica?
La sensación térmica, para que se entienda bien, es como ese pequeño masaje o fricción con el algodoncito que te hace la enfermera después de clavarte una aguja de dos kilómetros y medio de largo: con todo respeto, ya la tenés adentro y lo que hagas después es más una palmadita (bueno: depende de la enfermera) que algo estrictamente necesario.
Pero no sé si se dieron cuenta de que, de un tiempo a esta parte, desde la aparición de la sensación térmica, uno hasta mira con desprecio el valor del termómetro, como si no fuera el que siempre nos dio la precisa. Es más, hay un toque personal y subjetivo en la sensación térmica, algo más argentino y canchero, si se quiere, que el seco y siempre aburrido registro que propone el mercurio subiendo o bajando. Y si nos dicen la temperatura, ya exigimos también la sensación térmica, porque explica mejor por qué no le prendió el peinado a la Tola o se le dilató el callo plantal más de la cuenta al Cholo.
Pareciera que más de cuarenta de sensación térmica le da mayor entidad a nuestro agobio, y justificativo a la transpiración o a las pocas ganas de laburar, aunque en este rubro tenemos también una polinómica bárbara que siempre encuentra nuevos motivos para no trabajar.
Si me permiten, la sensación térmica, al menos la santafesina, no sirve para nada. Acá con la temperatura, la humedad y el viento no explicamos el pollo entero, con su tinto respectivo, que se bajó doña Marcia al mediodía, ni tampoco los catorce porrones que ejecutaron los muchachos en el turno de fútbol cinco.
Así que en Santa Fe, para el cálculo de la sensación térmica, sugiero que se le agreguen la edad de Garay en el momento de fundar Santa Fe (y adentro esos yelmos que te dibujan en las revistas, otra que sensación térmica padecía el señor, lo cual podría explicar su inconsciencia al dejarnos acá, donde estamos), los litros de cerveza promedio diarios que consume el santafesino, los yuyos, la falta de corte de yuyos y las explicaciones por la falta de corte de yuyos, temperatura del asfalto con y sin bache, intensidad del tránsito céntrico a horas pico, recorrido del camioncito que te lleva el auto si estacionaste mal, corte de calles de piqueteros o empleados de alguna empresa que rompe para arreglar algo (el resultado es parecido) y otros muchos elementos estrictamente nuestros. Si la vamos a hacer, hagámosla bien: acá nos sobran elementos para hacer subir la temperatura con o sin tablita.
Y ya me pusieron nervioso: en el laburo el aire acondicionado no anda, el termómetro está siempre puesto en lugares en los que no vamos a pisar nunca o estamos a catorce cuadras de asfalto y brea derritiéndonos despacito a nivel piso, llegaron las facturas igual y tengo la sensación térmica de que me estoy calentando en serio. Tengo como 36 grados de calentura estándar, aunque con la humedad y la falta de viento, seguro que es bastante más.
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