25 de Mayo | Dramática denuncia de una mujer víctima de violencia
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Una docente de 25 de Mayo describió una saga de maltratos tanto de su expareja como de la Policía y de la Justicia. Dijo que la última agresión vino por parte de su hijo de 17 años, hecho que la decidió recurrir a la prensa. (Foto EL Diario)
Una docente de 25 de Mayo, Gabriela Lucero, denunció que es víctima de violencia de género. Pero asegura que sus denuncias, con la complicidad de la Justicia veinticinqueña, no son tomadas en cuenta. Por la última golpiza, que se la habría propinado su propio hijo, recurrió a la prensa.
Lucero es docente en la escuela Nº 110 de 25 de Mayo. Realizó denuncias en la Defensoría y en la Fiscalía a cargo de Alejandro Massó, pero esas denuncias no avanzaron. Ahora no puede ver con regularidad a sus hijos. Su expareja tiene restricción de acercarse a ella, pero tiene la tenencia de sus hijos. Hace más de un año que no puede verlos.
“Mi nombre es Gabriela Lucero, docente por más de 19 años y madre de tres niños, uno de 17, de 11 y la niña de 8. Hablar de justicia es una cosa, vivirla es otra. Desde hace más de un año estoy sufriendo violencia en muchos ámbitos institucionales en los cuales debería ser protegida o en su defecto respetada”, señaló en una carta remitida a El Diario.
Explicó que “mi historia comienza desde 2009. Empecé con síntomas que derivaban de callar por muchos años la violencia de género, física y psicológica, algo raro para esta época ya que nos tildan de “locas” cuando nos empezamos a manifestar de diferentes maneras. Obviamente, y está claro, que solo sin decirlo pedimos ayuda”.
Lucero dijo que desde ese momento “comienzo el tratamiento derivado o caratulado ‘depresión postraumática por violencia de género’”. Dice que en 25 de Mayo, las mujeres golpeadas “son condenadas por la comunidad”.
Lucero comentó que “el 1º de enero de 2013 mi ex Hugo Baleani demuestra su parte violenta, me tira y golpea a patadas, y ahí es donde me lo sacan. Pero lo más triste es que mi madre reconoce una verdad que era difícil de demostrar y creer porque él siempre se mostró como una persona buena y calmada, en fin, típico de los que saben actuar bien”.
Agregó que “aunque muchas veces la Policía iba a mi hogar por pedidos de vecinos (gritos, golpes, etc. que este me daba en un colectivo hecho casilla), él salía y, como eran sus amigos y conocidos, nada pasaba, y yo adentro, a veces, desmayada”.
En marzo de 2013, su pareja “hace abandono de hogar”. Lucero denunció que un día se llevaron sus tres hijos. “Un día aprovechan a medicarme y quitarme los nenes. Supuestamente también para la defensora yo le había firmado un papel cediendo su tenencia, el cual nunca apareció y nunca me lo mostraron. Yo no recuerdo haber firmado tal papel”, dijo.
Ardid
La expareja logró “hacer un papel en defensoría aduciendo que estoy “esquizofrénica”, no me los dejan ver y empiezo a actuar, les traigo mi historia clínica, que es rechazada de plano por Silvia Canovas de Polletti, hasta que hice el petitorio al SEMPRE (mi obra social), más la carta de un abogado”. Ese mismo día le hace restituir los niños a Lucero.
La mujer relató además que en el medio falleció su madre, víctima de cáncer, que la obligó a viajar durante varios meses a Santa Rosa.
Al regresar, en mal estado físico, fue internada en el hospital de 25 de Mayo. “Con ayuda de la Policía y la señora de Polletti me los saca y desvalija mi casa”, relató Lucero.
“Pero aquí comienza otra historia: empiezo a ir a Defensoría para buscar dónde están mis peques (sic), la defensora me increpa y prepotea, y me corre diciéndome que no tenía ningún conocimiento. Luego voy a la comisaría y lo mismo. Voy al fiscal y me dice que son problemas familiares”, explicó la mujer.
“Empiezo a buscarlos y los encuentro en la casa de la madre de mi ex. Me niegan que me acerque y los vea. De hecho (estaban) como animalitos asustados bajo la mirada de mi exsuegra y mi ex”, contó la docente.
Gabriela Lucero viajó primero a General Acha y después a Santa Rosa donde denunció su caso ante el Consejo de la Mujer.
“Empiezan mis abogadas a actuar previa solicitud de mi expediente, en el cual se pueden ver irregularidades”, afirmó. “Pero hay cosas que empiezan a fallar. De un día para otro, mis abogadas renuncian, denuncié en Acha a la defensora y la denuncia desaparece”, remarcó. También aparece el nombre de las instituciones a las que fueron llevados sus hijos.
“Antes de la denuncia se hace una audiencia con personal idóneo, personal de salud ya que veía a mis hijos con ciertas actitudes que para mí eran desconocidas. Lo único que pasó fueron audiencias con los niños y el padre, a mí directamente me ignoraron”, dijo.
Lucero después tuvo una entrevista con el fiscal Alejandro Massó. “Lo único que sirvió fue para denigrarme como mujer, madre y esposa”.
“Consigo otro abogado, en víspera de la feria judicial. El abogado apeló, pero nunca me dieron ni siquiera la posibilidad de visitas”, reveló.
“Hasta el día de hoy no puedo verlos, hace ocho meses que no los puedo ver. Incluso, la señora Polletti conjuntamente con mi ex buscan la manera de alejar a mis hijos, como cambiándolos de escuela, no permitiéndoles que les lleve regalos, permitir que el padre los traiga a dos de mis casas para que yo los vea, y después los escondan y se burlen”, agregó.
La mujer relató otra situación dramática. Cuando quería ver a sus hijos, su exesposo y su exsuegra la denunciaron por “violación de domicilio”. Y que una vez que pudo juntarse con uno de sus hijos, cuando lo abrazó uno de ellos le dijo que no podía irse porque “no tenía papeles”. Esa vez, un policía de 25 de Mayo la sacó golpeándola en la espalda y el cuello, lo que está denunciado en la Fiscalía de General Acha.
La violencia para la mujer tuvo muchas formas: no dejarla ver sus hijos en los cumpleaños, subir a una combi y no poder abrazar a su hija, o que el fiscal dijera que las golpizas “son asuntos domésticos”.
“Pero ahora ya es un paso importante hablar, aunque me tilden de loca. Pero todas las instituciones deberían ayudarnos, ¡no violentarnos más para defender la mejor careta!”, dijo.
Una docente de 25 de Mayo, Gabriela Lucero, denunció que es víctima de violencia de género. Pero asegura que sus denuncias, con la complicidad de la Justicia veinticinqueña, no son tomadas en cuenta. Por la última golpiza, que se la habría propinado su propio hijo, recurrió a la prensa.
Lucero es docente en la escuela Nº 110 de 25 de Mayo. Realizó denuncias en la Defensoría y en la Fiscalía a cargo de Alejandro Massó, pero esas denuncias no avanzaron. Ahora no puede ver con regularidad a sus hijos. Su expareja tiene restricción de acercarse a ella, pero tiene la tenencia de sus hijos. Hace más de un año que no puede verlos.
“Mi nombre es Gabriela Lucero, docente por más de 19 años y madre de tres niños, uno de 17, de 11 y la niña de 8. Hablar de justicia es una cosa, vivirla es otra. Desde hace más de un año estoy sufriendo violencia en muchos ámbitos institucionales en los cuales debería ser protegida o en su defecto respetada”, señaló en una carta remitida a El Diario.
Explicó que “mi historia comienza desde 2009. Empecé con síntomas que derivaban de callar por muchos años la violencia de género, física y psicológica, algo raro para esta época ya que nos tildan de “locas” cuando nos empezamos a manifestar de diferentes maneras. Obviamente, y está claro, que solo sin decirlo pedimos ayuda”.
Lucero dijo que desde ese momento “comienzo el tratamiento derivado o caratulado ‘depresión postraumática por violencia de género’”. Dice que en 25 de Mayo, las mujeres golpeadas “son condenadas por la comunidad”.
Lucero comentó que “el 1º de enero de 2013 mi ex Hugo Baleani demuestra su parte violenta, me tira y golpea a patadas, y ahí es donde me lo sacan. Pero lo más triste es que mi madre reconoce una verdad que era difícil de demostrar y creer porque él siempre se mostró como una persona buena y calmada, en fin, típico de los que saben actuar bien”.
Agregó que “aunque muchas veces la Policía iba a mi hogar por pedidos de vecinos (gritos, golpes, etc. que este me daba en un colectivo hecho casilla), él salía y, como eran sus amigos y conocidos, nada pasaba, y yo adentro, a veces, desmayada”.
En marzo de 2013, su pareja “hace abandono de hogar”. Lucero denunció que un día se llevaron sus tres hijos. “Un día aprovechan a medicarme y quitarme los nenes. Supuestamente también para la defensora yo le había firmado un papel cediendo su tenencia, el cual nunca apareció y nunca me lo mostraron. Yo no recuerdo haber firmado tal papel”, dijo.
Ardid
La expareja logró “hacer un papel en defensoría aduciendo que estoy “esquizofrénica”, no me los dejan ver y empiezo a actuar, les traigo mi historia clínica, que es rechazada de plano por Silvia Canovas de Polletti, hasta que hice el petitorio al SEMPRE (mi obra social), más la carta de un abogado”. Ese mismo día le hace restituir los niños a Lucero.
La mujer relató además que en el medio falleció su madre, víctima de cáncer, que la obligó a viajar durante varios meses a Santa Rosa.
Al regresar, en mal estado físico, fue internada en el hospital de 25 de Mayo. “Con ayuda de la Policía y la señora de Polletti me los saca y desvalija mi casa”, relató Lucero.
“Pero aquí comienza otra historia: empiezo a ir a Defensoría para buscar dónde están mis peques (sic), la defensora me increpa y prepotea, y me corre diciéndome que no tenía ningún conocimiento. Luego voy a la comisaría y lo mismo. Voy al fiscal y me dice que son problemas familiares”, explicó la mujer.
“Empiezo a buscarlos y los encuentro en la casa de la madre de mi ex. Me niegan que me acerque y los vea. De hecho (estaban) como animalitos asustados bajo la mirada de mi exsuegra y mi ex”, contó la docente.
Gabriela Lucero viajó primero a General Acha y después a Santa Rosa donde denunció su caso ante el Consejo de la Mujer.
“Empiezan mis abogadas a actuar previa solicitud de mi expediente, en el cual se pueden ver irregularidades”, afirmó. “Pero hay cosas que empiezan a fallar. De un día para otro, mis abogadas renuncian, denuncié en Acha a la defensora y la denuncia desaparece”, remarcó. También aparece el nombre de las instituciones a las que fueron llevados sus hijos.
“Antes de la denuncia se hace una audiencia con personal idóneo, personal de salud ya que veía a mis hijos con ciertas actitudes que para mí eran desconocidas. Lo único que pasó fueron audiencias con los niños y el padre, a mí directamente me ignoraron”, dijo.
Lucero después tuvo una entrevista con el fiscal Alejandro Massó. “Lo único que sirvió fue para denigrarme como mujer, madre y esposa”.
“Consigo otro abogado, en víspera de la feria judicial. El abogado apeló, pero nunca me dieron ni siquiera la posibilidad de visitas”, reveló.
“Hasta el día de hoy no puedo verlos, hace ocho meses que no los puedo ver. Incluso, la señora Polletti conjuntamente con mi ex buscan la manera de alejar a mis hijos, como cambiándolos de escuela, no permitiéndoles que les lleve regalos, permitir que el padre los traiga a dos de mis casas para que yo los vea, y después los escondan y se burlen”, agregó.
La mujer relató otra situación dramática. Cuando quería ver a sus hijos, su exesposo y su exsuegra la denunciaron por “violación de domicilio”. Y que una vez que pudo juntarse con uno de sus hijos, cuando lo abrazó uno de ellos le dijo que no podía irse porque “no tenía papeles”. Esa vez, un policía de 25 de Mayo la sacó golpeándola en la espalda y el cuello, lo que está denunciado en la Fiscalía de General Acha.
La violencia para la mujer tuvo muchas formas: no dejarla ver sus hijos en los cumpleaños, subir a una combi y no poder abrazar a su hija, o que el fiscal dijera que las golpizas “son asuntos domésticos”.
“Pero ahora ya es un paso importante hablar, aunque me tilden de loca. Pero todas las instituciones deberían ayudarnos, ¡no violentarnos más para defender la mejor careta!”, dijo.
El Diario LP
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