Santa Rosa | Recuerdan a pampeanos muertos en el Belgrano
https://www.lapampadiaxdia.com.ar/2014/05/santa-rosa-recuerdan-pampeanos-muertos.html
Veteranos de la Guerra de Malvinas hacen este viernes un homenaje en Santa Rosa a los marinos pampeanos muertos en el hundimiento del Crucero General Belgrano.
El buque recibió a las 16 del 2 de mayo de 1982 el impacto de dos torpedos que fueron disparados por el submarino nuclear Conqueror, cuyo comandante fue autorizado a iniciar el ataque ordenado por la entonces primera ministra británica.
Por este ataque murieron cuatro pampeanos: Alberto Edgardo Amesgaray (General Pico), Hugo Ramón Gatica (Limay Mahuida), Daniel Enrique Lagos (Telén) y Jorge Delfino Pardou (Jacinto Arauz).
Entre las 14 y las 16 hacen una vigilia en Alsina y Villegas, donde se encuentra un monolito que recuerda a los caídos en Malvinas. A su vez, a las 17 habrá una misa de campaña en la sede de la institución, en Salta 547.
El hundimiento del crucero General Belgrano, en el marco del conflicto de Malvinas, es considerado por muchos como un crimen de guerra porque la nave fue atacada cuando se encontraba fuera del área de exclusión de 150 millas alrededor de las islas, que había sido impuesta unilateralmente por los ingleses.
De los 1.093 tripulantes del buque, sólo 740 fueron rescatados con vida luego de permanecer casi tres días en sus balsas, a la deriva, en las heladas aguas del Atlántico sur. Carlos Alberto Waispek, oriundo de Bahía Blanca, relata su experiencia como sobreviviente del crucero Belgrano en el libro "Balsa 44".
El buque recibió a las 16 del 2 de mayo de 1982 el impacto de dos torpedos que fueron disparados por el submarino nuclear Conqueror, cuyo comandante fue autorizado a iniciar el ataque ordenado por la entonces primera ministra británica.
Por este ataque murieron cuatro pampeanos: Alberto Edgardo Amesgaray (General Pico), Hugo Ramón Gatica (Limay Mahuida), Daniel Enrique Lagos (Telén) y Jorge Delfino Pardou (Jacinto Arauz).
Entre las 14 y las 16 hacen una vigilia en Alsina y Villegas, donde se encuentra un monolito que recuerda a los caídos en Malvinas. A su vez, a las 17 habrá una misa de campaña en la sede de la institución, en Salta 547.
El hundimiento del crucero General Belgrano, en el marco del conflicto de Malvinas, es considerado por muchos como un crimen de guerra porque la nave fue atacada cuando se encontraba fuera del área de exclusión de 150 millas alrededor de las islas, que había sido impuesta unilateralmente por los ingleses.
De los 1.093 tripulantes del buque, sólo 740 fueron rescatados con vida luego de permanecer casi tres días en sus balsas, a la deriva, en las heladas aguas del Atlántico sur. Carlos Alberto Waispek, oriundo de Bahía Blanca, relata su experiencia como sobreviviente del crucero Belgrano en el libro "Balsa 44".
El 2 de mayo, Margaret Thatcher ordenó al ministro de Defensa inglés, John Nott, que transmitiera al Almirantazgo inglés la directiva dirigida al comandante del submarino nuclear británico Conqueror, capitán de fragata Christhopher Wreford-Brown, de torpedear y hundir al Belgrano.
En cumplimiento de esa orden, a las 15.57 de ese 2 de mayo, Wreford-Brown, a una distancia de aproximadamente 1.400 yardas, hizo disparar dos torpedos MK-8, con una carga explosiva de 365 Kg-Tórpex cada uno de ellos, contra el crucero.
Diez minutos más tarde, el comandante del Crucero decidió que no se podía hacer otra cosa que dar la orden de abandonar el barco. Entonces se lanzaron 70 balsas autoinflables, que podían contener veinte hombres cada una.
Los techos anaranjados de las balsas parecían un collar rodeando al buque para protegerlo. Un hora después de haber sido tocado, el Belgrano se dio vuelta y se hundió.
Como consecuencia del ataque y posterior hundimiento murieron 323 tripulantes, unos a causa de las explosiones producidas por los torpedos que al introducirse en el casco chocaron con depósitos de explosivos, otros por asfixia y otros al ahogarse en el hundimiento.
La criminalidad del hundimiento del Belgrano fue reconocida hasta por los británicos, que aceptan que la decisión de torpedearlo estuvo más ligada a una cuestión política que a una necesidad militar, por cuanto el crucero no representaba ningún tipo de peligro.
La exprimera ministra británica habría ordenado el hundimiento para obstaculizar las negociaciones de paz, ya que la Junta Militar argentina analizaba seriamente la aceptación de la propuesta del entonces presidente peruano Fernando Belaunde Terry.
En cumplimiento de esa orden, a las 15.57 de ese 2 de mayo, Wreford-Brown, a una distancia de aproximadamente 1.400 yardas, hizo disparar dos torpedos MK-8, con una carga explosiva de 365 Kg-Tórpex cada uno de ellos, contra el crucero.
Diez minutos más tarde, el comandante del Crucero decidió que no se podía hacer otra cosa que dar la orden de abandonar el barco. Entonces se lanzaron 70 balsas autoinflables, que podían contener veinte hombres cada una.
Los techos anaranjados de las balsas parecían un collar rodeando al buque para protegerlo. Un hora después de haber sido tocado, el Belgrano se dio vuelta y se hundió.
Como consecuencia del ataque y posterior hundimiento murieron 323 tripulantes, unos a causa de las explosiones producidas por los torpedos que al introducirse en el casco chocaron con depósitos de explosivos, otros por asfixia y otros al ahogarse en el hundimiento.
La criminalidad del hundimiento del Belgrano fue reconocida hasta por los británicos, que aceptan que la decisión de torpedearlo estuvo más ligada a una cuestión política que a una necesidad militar, por cuanto el crucero no representaba ningún tipo de peligro.
La exprimera ministra británica habría ordenado el hundimiento para obstaculizar las negociaciones de paz, ya que la Junta Militar argentina analizaba seriamente la aceptación de la propuesta del entonces presidente peruano Fernando Belaunde Terry.
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