Toay | Vecina discapacitada dice que le habían prometido una vivienda del Ipav
https://www.lapampadiaxdia.com.ar/2014/06/toay-vecina-discapacitada-dice-que-le.html
Una mujer discapacitada y su pareja, de Toay, denunciaron que en el Ipav les habían prometido una vivienda pero cuando llegaron las adjudicaciones no recibieron nada. (Foto: El Diario LP)
Además, la mujer aseguró que tenía una vivienda donde vivía anteriormente, Colonia Barón, y le pidieron que renunciara a ella para poder adjudicarle otra casa en Toay.
“Nos mintieron en el Ipav”, dijo Oscar Alberto Moralejo, junto a su mujer, en la precaria construcción que ocupan en Vigne y Zelarrrayan, en el barrio San Martín, de Toay. “A principio de noviembre nos llamaron del Ipav y nos dijeron que teníamos prioridad. Una sarta de mentiras”, dijo el hombre, indignado. “Nos pelotea de un lado para el otro”, añadió.
Su mujer, Estela Corvalán, está postrada en silla de ruedas desde hace veinte años, luego de la cesárea de su último hijo. Le hicieron tres cirugías pero no pudo volver a caminar. Ella estaba ilusionada con lograr el sueño de la casa propia, pero la frustración fue muy grande cuando se dio a conocer el listado de adjudicatarios de Toay, hace dos semanas, y ninguna de las cuatro casas adaptadas para personas con discapacidad que se construyeron fue para ella.
“No puedo seguir viviendo de esta manera”, le dijo la mujer a El Diario, en la precaria vivienda dónde mora, sin gas ni luz y con unos pocos muebles. Apenas tienen una cocina conectada a una garrafa.
La mujer cobra 900 pesos por mes por una pensión provincial y su pareja hace changas de albañilería. Hace una semana los dueños del lugar intentaron desalojarlos porque la pareja no puede pagar los 1.500 pesos que les piden de alquiler.
Corvalán relató que antes vivía en Barón, con su anterior marido. Cuando se separaron, él se quedó con la casa y ella renunció antes de venirse a vivir a Santa Rosa. Alquiló durante un tiempo una construcción precaria en la calle Jujuy.
Ahora, en Toay, le dijeron que no tiene la antigüedad suficiente, más de un año, para recibir la vivienda. Tres veces por semana tiene que viajar a Santa Rosa para hacer rehabilitación. En Santa Rosa viven sus tres hijos y un nieto de 7 años.
Estela accede a medicamentos, operaciones y tratamientos para recuperar la motricidad a través de la obra social Sempre. Pero quiere dejar de vivir en la precariedad para tener la casa propia. “La gente en el barrio me da fuerzas y me alienta. Yo no encuentro el camino para hacerme escuchar”, concluyó.
El DIario Lp | PlanB
“Nos mintieron en el Ipav”, dijo Oscar Alberto Moralejo, junto a su mujer, en la precaria construcción que ocupan en Vigne y Zelarrrayan, en el barrio San Martín, de Toay. “A principio de noviembre nos llamaron del Ipav y nos dijeron que teníamos prioridad. Una sarta de mentiras”, dijo el hombre, indignado. “Nos pelotea de un lado para el otro”, añadió.
Su mujer, Estela Corvalán, está postrada en silla de ruedas desde hace veinte años, luego de la cesárea de su último hijo. Le hicieron tres cirugías pero no pudo volver a caminar. Ella estaba ilusionada con lograr el sueño de la casa propia, pero la frustración fue muy grande cuando se dio a conocer el listado de adjudicatarios de Toay, hace dos semanas, y ninguna de las cuatro casas adaptadas para personas con discapacidad que se construyeron fue para ella.
“No puedo seguir viviendo de esta manera”, le dijo la mujer a El Diario, en la precaria vivienda dónde mora, sin gas ni luz y con unos pocos muebles. Apenas tienen una cocina conectada a una garrafa.
La mujer cobra 900 pesos por mes por una pensión provincial y su pareja hace changas de albañilería. Hace una semana los dueños del lugar intentaron desalojarlos porque la pareja no puede pagar los 1.500 pesos que les piden de alquiler.
Corvalán relató que antes vivía en Barón, con su anterior marido. Cuando se separaron, él se quedó con la casa y ella renunció antes de venirse a vivir a Santa Rosa. Alquiló durante un tiempo una construcción precaria en la calle Jujuy.
Ahora, en Toay, le dijeron que no tiene la antigüedad suficiente, más de un año, para recibir la vivienda. Tres veces por semana tiene que viajar a Santa Rosa para hacer rehabilitación. En Santa Rosa viven sus tres hijos y un nieto de 7 años.
Estela accede a medicamentos, operaciones y tratamientos para recuperar la motricidad a través de la obra social Sempre. Pero quiere dejar de vivir en la precariedad para tener la casa propia. “La gente en el barrio me da fuerzas y me alienta. Yo no encuentro el camino para hacerme escuchar”, concluyó.
El DIario Lp | PlanB
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