Miley Cyrus hizo delirar a 15 mil chicas en GEBA
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Con erotismo de cotillón, osos gigantes de peluche, drag queen, enanos, fantasía pop, carisma y una buena voz, la cantante norteamericana brindó un show impecable. (Foto: La Viola)
Erotismo de cotillón, osos gigantes de peluche, drag queen, enanos, fantasía pop, carisma y una buena voz, fueron los elementos que la cantante estadounidense Miley Cyrus puso ayer sobre la mesa ante miles de fans argentinas, que aguantaron la lluvia y el frio para volver satisfechas a sus casas.
Liberada de esa cárcel ultraconservadora y retrograda que es la Disney, Miley Cyrus mató a su personaje Hannah Montana, decidió literalmente “tirar la chancleta” y peló su lado más guarro, provocativo, fiestero y muy carismático.
Es justo reconocer que tanto Cyrus como Britney Spears, Lady Gaga y Christina Aguilera son todas hijas de Madonna, ya que la señora Ciccone fue quien derribó el muro de Berlín del conservadurismo impuesto por Ronald Reagan y Margaret Thatcher y mezcló la cultura pop como nadie.
Ninguna de estas artistas ha descubierto un planeta virgen, allí donde llegan está plantada la banderita con la M gigante, que significa “Madonna estuvo aquí”, porque en los ‘80 la Ambición Rubia se frotó con crucifijos, besó y se acostó con un Jesús negro, hizo de virgen, posó desnuda como una diva de la era del jazz en los años ‘30’ y es tendencia en el mundo de la moda.
Sin descubrir nada nuevo, Cyrus marca diferencias con sus colegas generacionales, ya que prescinde del baile, porque prefiere cantar en vivo, y casi no usa pistas como sí ocurrió en los conciertos de Britney Spears, Kate Perry, Lady Gaga y Beyonce en Argentina.
Es imposible bailar lo que bailan estas artistas y cantar a la vez, por lo que Cyrus opta por traer un muy buen grupo de bailarinas, divertirse un rato, pero apostar todo a su voz, sin ser una vocalista privilegiada como Adele.
Cyrus es hija de un mediocre cantante country, Billy Ray Cyrus, nació en la capital de esa música, la hermosa Nashville y por sus venas corre sangre rocanrolera, pero para mantenerse viva en el mercado discográfico en su último CD “Bangerz” decidió incursionar en el R&B, el hip hop, y la electrónica.
Y a eso le agregó una gran cuota de provocación erótica que le trajo controversias en un país hiper conservador como los Estados Unidos, pero para Cyrus ese paso era súper necesario, necesitaba destruir el personaje mojigato que le había asignado en la adolescencia Hannah Montana.
Se cortó el pelo casi en cadena mundial, mostró sus nuevos tatuajes, fumó unos porros en público, posó desnuda, se frotó con penes de goma gigantes sobre una bola de metal, y también sobre la entrepierna de músicos como Robin Thicke y Pharrel Williams.
Toda esa caja de sorpresas llegó ayer GEBA, donde la esperaban más de 15 mil chicas, desde 10 a 25 años, para quienes Cyrus significa muchas cosas, al punto tal de copiar sus diferentes looks.
La chica ingresó al escenario bajo un griterío infernal, vestida con una malla enteriza naranja con pintas blancas, y un chaleco de cordero naranja, con una gran bolsa debajo del brazo, de la cual iba extrayendo todo tipo de elementos de cotillón.
Mientras cantaba “SMS (Bangerz)” de su último disco, Miley saludaba, cantaba, sacaba cotillón, mascaras, osos de peluches de su bolsa, mientras las fans gritaban. Tomo un pene de goma y se lo frotó por la entrepierna y luego lo usó como si fuera un hombre.
Una de las bailarinas, una afroamericana de curvas notables, perreó al estilo reggaetonero, mientras Miley la frotaba con un pene de cotillón.
Mientras la fiesta seguía con “4x4”, una enana, casi un clon de la Noelia Pompa argentina, bailó junto a Miley igual que una drag queen afroamericana de más de 2 metros enfundada en un catsuit.
Y allí radica otro mensaje de Cyrus a favor de la tolerancia y la diversidad, que repite de Madonna, ya que luego cantó la hermosa balada “Adore You” a la drag queen que estaba vestida de mariposa.
En el campo de la cancha de rugby de GEBA, algunos padres abrían la boca, pero nada de lo que se vió en el escenario es “más sucio” o más “chancho” que los bailes del caño o el strip-dance en lo de Marcelo TInelli.
Y ni por asomo las provocaciones de Cyrus y su ballet llegan a compararse con el nivel erótico y soft-porno que Madonna alcanzó en los 90 con su libro “Erótica” y los clips del álbum correspondiente.
Cyrus está festejando haberse alejado para siempre de las estructuras reaccionarias de la Disney -rechazó una oferta hipermillonaria para seguir personificando a Hannah Montana-, y en esta fiesta les propone a sus fans un viaje de egresados de dos horas.
Y las chicas lo tomaron al pie de la letra, entraron a GEBA vestidas y abrigadas hasta la cabeza, y dentro del estadio se sacaron gran parte de sus abrigos, metieron la ropa en sus mochilas y quedaron en shorcitos de jeans, calzas o leggins ajustados. Nada muy diferente de lo que se ve en una discoteca argentina todos los fines de semana.
Simplemente tomar la idea de lo que significa un viaje de egresados, esa especie de descontrol-controlado, solo que en este caso se trató de estar dos horas alejada de las radarizada supervisión y mirada de los padres. Tal como se propone en un viaje a Bariloche.
La raíz rockera y la mejor veta de la artista se ven en las baladas como “Adore You”, "Drive” y la versión hip hop-pop de “My Darling”, pero destacó especialmente el cover de “Lucy in the sky with diamonds” de los Beatles, que Cyrus grabo tras unas noches ácidas con Wayne Coyne, líder de los psicodélicos Flaming Lips.
El clásico sonó más rockero, más épico y psicodélico, con Cyrus rindiéndole un cuidado y honesto homenaje a la canción.
Ese momento rockero, muy interesante se prolongó con la bluseada versión de “I’ll take care of you” de Etta James, en la que Cyrus mostró toda su garra rockera y su sangre de Nashville y la canto hasta desgarrarse, sufriendo como el blues manda, por un amor perdido.
En esos minutos, los padres, los mayores de 40 se sacaron el sombrero, se sorprendieron por la potencia de Cyrus, que aunque no tiene una voz privilegiada, como Joss Stone o Adele, tiene garganta para rockear como las mejores.
Y lo cantó, además, vestida con un catsuit psicodélico y abrigada con una simple campera con la foto de su perro siberiano, bajo una lluvia persistente y tenaz y un frío que calaba los huesos.
Luego de un videoclip y segmento para que la banda rockeara, la fiesta siguió, y Cyrus y sus bailarines convirtieron a GEBA en una discoteca con hits como “We can’t stop” y el polémico “Wrecking ball”.
Con su enésimo cambio de vestuario, una camisa de jean en cuya espalda rezaba “It’s Miley Bitch”, la cantante arrancó con “Party in the USA”, el escenario volvió a rebalsar de cotillón de fiesta de casamiento y erótico, los bailarines se vistieron de gigantescos ositos de peluche y las fans argentinas gritaron y bailaron enloquecidas y satisfechas.
Cadena3
Erotismo de cotillón, osos gigantes de peluche, drag queen, enanos, fantasía pop, carisma y una buena voz, fueron los elementos que la cantante estadounidense Miley Cyrus puso ayer sobre la mesa ante miles de fans argentinas, que aguantaron la lluvia y el frio para volver satisfechas a sus casas.
Liberada de esa cárcel ultraconservadora y retrograda que es la Disney, Miley Cyrus mató a su personaje Hannah Montana, decidió literalmente “tirar la chancleta” y peló su lado más guarro, provocativo, fiestero y muy carismático.
Es justo reconocer que tanto Cyrus como Britney Spears, Lady Gaga y Christina Aguilera son todas hijas de Madonna, ya que la señora Ciccone fue quien derribó el muro de Berlín del conservadurismo impuesto por Ronald Reagan y Margaret Thatcher y mezcló la cultura pop como nadie.
Ninguna de estas artistas ha descubierto un planeta virgen, allí donde llegan está plantada la banderita con la M gigante, que significa “Madonna estuvo aquí”, porque en los ‘80 la Ambición Rubia se frotó con crucifijos, besó y se acostó con un Jesús negro, hizo de virgen, posó desnuda como una diva de la era del jazz en los años ‘30’ y es tendencia en el mundo de la moda.
Sin descubrir nada nuevo, Cyrus marca diferencias con sus colegas generacionales, ya que prescinde del baile, porque prefiere cantar en vivo, y casi no usa pistas como sí ocurrió en los conciertos de Britney Spears, Kate Perry, Lady Gaga y Beyonce en Argentina.
Es imposible bailar lo que bailan estas artistas y cantar a la vez, por lo que Cyrus opta por traer un muy buen grupo de bailarinas, divertirse un rato, pero apostar todo a su voz, sin ser una vocalista privilegiada como Adele.
Cyrus es hija de un mediocre cantante country, Billy Ray Cyrus, nació en la capital de esa música, la hermosa Nashville y por sus venas corre sangre rocanrolera, pero para mantenerse viva en el mercado discográfico en su último CD “Bangerz” decidió incursionar en el R&B, el hip hop, y la electrónica.
Y a eso le agregó una gran cuota de provocación erótica que le trajo controversias en un país hiper conservador como los Estados Unidos, pero para Cyrus ese paso era súper necesario, necesitaba destruir el personaje mojigato que le había asignado en la adolescencia Hannah Montana.
Se cortó el pelo casi en cadena mundial, mostró sus nuevos tatuajes, fumó unos porros en público, posó desnuda, se frotó con penes de goma gigantes sobre una bola de metal, y también sobre la entrepierna de músicos como Robin Thicke y Pharrel Williams.
Toda esa caja de sorpresas llegó ayer GEBA, donde la esperaban más de 15 mil chicas, desde 10 a 25 años, para quienes Cyrus significa muchas cosas, al punto tal de copiar sus diferentes looks.
La chica ingresó al escenario bajo un griterío infernal, vestida con una malla enteriza naranja con pintas blancas, y un chaleco de cordero naranja, con una gran bolsa debajo del brazo, de la cual iba extrayendo todo tipo de elementos de cotillón.
Mientras cantaba “SMS (Bangerz)” de su último disco, Miley saludaba, cantaba, sacaba cotillón, mascaras, osos de peluches de su bolsa, mientras las fans gritaban. Tomo un pene de goma y se lo frotó por la entrepierna y luego lo usó como si fuera un hombre.
Una de las bailarinas, una afroamericana de curvas notables, perreó al estilo reggaetonero, mientras Miley la frotaba con un pene de cotillón.
Mientras la fiesta seguía con “4x4”, una enana, casi un clon de la Noelia Pompa argentina, bailó junto a Miley igual que una drag queen afroamericana de más de 2 metros enfundada en un catsuit.
Y allí radica otro mensaje de Cyrus a favor de la tolerancia y la diversidad, que repite de Madonna, ya que luego cantó la hermosa balada “Adore You” a la drag queen que estaba vestida de mariposa.
En el campo de la cancha de rugby de GEBA, algunos padres abrían la boca, pero nada de lo que se vió en el escenario es “más sucio” o más “chancho” que los bailes del caño o el strip-dance en lo de Marcelo TInelli.
Y ni por asomo las provocaciones de Cyrus y su ballet llegan a compararse con el nivel erótico y soft-porno que Madonna alcanzó en los 90 con su libro “Erótica” y los clips del álbum correspondiente.
Cyrus está festejando haberse alejado para siempre de las estructuras reaccionarias de la Disney -rechazó una oferta hipermillonaria para seguir personificando a Hannah Montana-, y en esta fiesta les propone a sus fans un viaje de egresados de dos horas.
Y las chicas lo tomaron al pie de la letra, entraron a GEBA vestidas y abrigadas hasta la cabeza, y dentro del estadio se sacaron gran parte de sus abrigos, metieron la ropa en sus mochilas y quedaron en shorcitos de jeans, calzas o leggins ajustados. Nada muy diferente de lo que se ve en una discoteca argentina todos los fines de semana.
Simplemente tomar la idea de lo que significa un viaje de egresados, esa especie de descontrol-controlado, solo que en este caso se trató de estar dos horas alejada de las radarizada supervisión y mirada de los padres. Tal como se propone en un viaje a Bariloche.
La raíz rockera y la mejor veta de la artista se ven en las baladas como “Adore You”, "Drive” y la versión hip hop-pop de “My Darling”, pero destacó especialmente el cover de “Lucy in the sky with diamonds” de los Beatles, que Cyrus grabo tras unas noches ácidas con Wayne Coyne, líder de los psicodélicos Flaming Lips.
El clásico sonó más rockero, más épico y psicodélico, con Cyrus rindiéndole un cuidado y honesto homenaje a la canción.
Ese momento rockero, muy interesante se prolongó con la bluseada versión de “I’ll take care of you” de Etta James, en la que Cyrus mostró toda su garra rockera y su sangre de Nashville y la canto hasta desgarrarse, sufriendo como el blues manda, por un amor perdido.
En esos minutos, los padres, los mayores de 40 se sacaron el sombrero, se sorprendieron por la potencia de Cyrus, que aunque no tiene una voz privilegiada, como Joss Stone o Adele, tiene garganta para rockear como las mejores.
Y lo cantó, además, vestida con un catsuit psicodélico y abrigada con una simple campera con la foto de su perro siberiano, bajo una lluvia persistente y tenaz y un frío que calaba los huesos.
Luego de un videoclip y segmento para que la banda rockeara, la fiesta siguió, y Cyrus y sus bailarines convirtieron a GEBA en una discoteca con hits como “We can’t stop” y el polémico “Wrecking ball”.
Con su enésimo cambio de vestuario, una camisa de jean en cuya espalda rezaba “It’s Miley Bitch”, la cantante arrancó con “Party in the USA”, el escenario volvió a rebalsar de cotillón de fiesta de casamiento y erótico, los bailarines se vistieron de gigantescos ositos de peluche y las fans argentinas gritaron y bailaron enloquecidas y satisfechas.
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