Historia de Vida | De niño vendía pastelitos con sus padres y hoy es abogado
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ESCUCHA EL AUDIO Eber era como tantos chicos que recorren los balnearios de Cura Brochero, ofreciendo pastelitos y pan casero a los turistas. Gracias a su esfuerzo y el de su familia pudo terminar la universidad. (Foto: Cadena3)
Eber es uno de los dos hijos de un humilde matrimonio de Villa Cura Brochero, localidad turística de la serranía cordobesa, que gracias al esfuerzo de sus padres pudo recibirse de abogado.
Papá, mamá y los dos niños se dedicaron a vender pastelitos y pan casero a los comerciantes de la zona y a los turistas a la vera del río, y así fueron costeando su educación.
“Mis papás se las arreglaron para que no nos falte nada, para pagarnos un buen colegio e inculcarnos valores”, contó Eber a Cadena 3.
Y prosiguió: “Hacíamos lo que podíamos para vender pastelitos y pan casero, aprovechando diferentes temporadas del año”. “Me preparaban dos o tres docenas para enseñarme lo que es el trabajo y el esfuerzo, trabajábamos en familia”.
“Creo que cada niñito guarda un sueño, un objetivo, una meta; los padres seguramente no están tranquilos, porque no es fácil mandar a un niño de 10 o 12 años a un mundo nuevo, pero desde chicos llevan un espíritu trabajador y entusiasta”, expresó el flamante abogado.
De su historia de vida, Eber aprendió que todo se logra con esfuerzo y le aconsejó a los niños que tomen el trabajo como un juego, “porque si no es explotación”. “Que les quede ese sentimiento de mantenerse por sí mismos y no depender de alguna ayuda política”, concluyó
Cadena3
Eber es uno de los dos hijos de un humilde matrimonio de Villa Cura Brochero, localidad turística de la serranía cordobesa, que gracias al esfuerzo de sus padres pudo recibirse de abogado.
Papá, mamá y los dos niños se dedicaron a vender pastelitos y pan casero a los comerciantes de la zona y a los turistas a la vera del río, y así fueron costeando su educación.
“Mis papás se las arreglaron para que no nos falte nada, para pagarnos un buen colegio e inculcarnos valores”, contó Eber a Cadena 3.
Y prosiguió: “Hacíamos lo que podíamos para vender pastelitos y pan casero, aprovechando diferentes temporadas del año”. “Me preparaban dos o tres docenas para enseñarme lo que es el trabajo y el esfuerzo, trabajábamos en familia”.
“Creo que cada niñito guarda un sueño, un objetivo, una meta; los padres seguramente no están tranquilos, porque no es fácil mandar a un niño de 10 o 12 años a un mundo nuevo, pero desde chicos llevan un espíritu trabajador y entusiasta”, expresó el flamante abogado.
De su historia de vida, Eber aprendió que todo se logra con esfuerzo y le aconsejó a los niños que tomen el trabajo como un juego, “porque si no es explotación”. “Que les quede ese sentimiento de mantenerse por sí mismos y no depender de alguna ayuda política”, concluyó
Cadena3
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