Santa Rosa | Condenan a vendedor de autos por estafa
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El juez de Control, Fernando Rivarola condenó a Raúl Osvaldo Blanco (56) a la pena de dos años de prisión en suspenso por el delito de estafa en cuatro oportunidades. Para lograr la condena Blanco se declaró culpable en un juicio abreviado.
Blanco había sido denunciado en siete oportunidades por realizar estafas con la compra-venta de autos entre fines de 2013 y principios del 2014. Utilizaba la modalidad de recibir autos en consignación, venderlos y al momento de rendir el pago, libraba cheques a 30/60/90 días. La maniobra superó los 300.000 pesos.
En un principio, el fiscal Carlos Ords y la defensora oficial Cristina Albornoz habían acordado a fines de diciembre, con el consentimiento y la declaración de autoría de Blanco (56 años, nacido en Santa Rosa y domiciliado en Toay), que la pena fuera de dos años y medio en suspenso por siete hechos; pero Rivarola consideró que tres no fueron probados y por eso absolvió al imputado por ellos.
Blanco permanecía detenido con prisión preventiva. Ahora recupera la libertad pero deberá fijar domicilio y no podrá ausentarse de él sin autorización del tribunal, y además tendrá que presentarse ante el Patronato de Liberados con la frecuencia que éste determine.
Aquí Rivarola dijo que hubo “abuso de confianza” y que Blanco se valió de esa relación de conocimiento previo para que el damnificado “entregara los automóviles sin tomar los recaudos necesarios que la operación comercial exigía, induciéndolo a error y provocando en consecuencia un perjuicio patrimonial, ya que una vez vendidos los rodados el denunciante no recibió la comisión acordada”. Dos de los rodados fueron secuestrados y estaban en manos de compradores de buena fe, que también se vieron perjudicados patrimonialmente por la estafa.
Segundo hecho: el 11 de abril de 2014 se radicó otra denuncia contra Blanco a raíz de que el 4 de diciembre de 2013 una persona le vendió un Volkswagen Polo por 35.000 pesos y recibió en parte 13 cheques de pago diferido. Blanco le dijo que debía devolvérselos cuando vendiera el auto. El tiempo pasó, el damnificado empezó a usar los cheques viendo que no cobrara y los destinatarios de ellos le reclamaron a él porque la cuenta estaba cerrada. A la fecha no recibió el dinero ni el auto.
Tercer hecho: fue por la venta de un Toyota Corolla, en agosto de 2013, a cambio de ocho cheques de pago diferido por 4.700 pesos cada uno. El vendedor cobró cuatro cheques y después la cuenta no tuvo fondos. Nunca más pudo comunicarse con Blanco.
Cuarto hecho: en este caso una persona le vendió a mediados de 2013 una camioneta Ford Ranger, recibiendo nueve cheques de pago diferido por 65.000 pesos; no pudiendo percibir tres de ellos. Además, en octubre del mismo año, le vendió otra Ford Ranger y un Corsa por 100.000 pesos, recibiendo 13 cheques, de los cuales no cobró ninguno.
Quinto hecho: también en noviembre de 2013 Blanco adquirió un Toyota Corolla y abonó con cinco cheques. El vendedor entregó esos documentos a un tercero para comprar una cosechadora, pero ese tercero no pudo cobrarlos.
Con relación a éste hecho y al segundo, Rivarola señaló que “Blanco desplegó la misma maniobra tendiente a perjudicar económicamente (a los vendedores), en razón de que entregó cheques, como parte de pago de los automóviles, simulando con esto solvencia económica y al ser presentados al cobro carecían de fondos, ocasionándoles así un deterioro patrimonial a los denunciantes”.
Sexto hecho: dos personas denunciaron que entre octubre y noviembre de 2013 le vendieron a Blanco un Corsa, un Seat Toledo, un Ford Focus, un Citroen Xsara, un Fiat Siena y un Renault 9 y recibieron “numerosos cheques” de pago diferido, los cuales al momento de ser cobrado fueron rechazados por falta de fondos.
Séptimo hecho: se le entregó a Blanco una camioneta Toyota Hilux en consignación y se le permitió usarla hasta que la vendiera; pero el imputado la vendió y no le entregó el dinero al dueño. Rivarola indicó que la persona perjudicada aceptó esas condiciones “en base a la confianza existente” y que Blanco le ocasionó “un evidente daño patrimonial” cuando incumplió con lo pactado.
Con respecto al tercer, cuarto y sexto hecho, el juez manifestó que “corresponde absolver a Blanco, toda vez que de la prueba reunida surge un incumplimiento contractual de su parte, ya que de todos los legajos se desprende que las operaciones comerciales se realizaron con cheques de pago diferido, y que cada uno de los denunciantes cobró algunos y otros no, denotando esta actitud que al momento de la realización del negocio no había intención de perjudicar al otro; resultando del devenir de los meses la imposibilidad de cobrar el resto de los cheques. Ello demuestra que Blanco incumplió con el acuerdo celebrado, debiendo reclamar los damnificados por la vía correspondiente”, en alusión a la vía civil.
El Diario LP | iTextual
Blanco había sido denunciado en siete oportunidades por realizar estafas con la compra-venta de autos entre fines de 2013 y principios del 2014. Utilizaba la modalidad de recibir autos en consignación, venderlos y al momento de rendir el pago, libraba cheques a 30/60/90 días. La maniobra superó los 300.000 pesos.
En un principio, el fiscal Carlos Ords y la defensora oficial Cristina Albornoz habían acordado a fines de diciembre, con el consentimiento y la declaración de autoría de Blanco (56 años, nacido en Santa Rosa y domiciliado en Toay), que la pena fuera de dos años y medio en suspenso por siete hechos; pero Rivarola consideró que tres no fueron probados y por eso absolvió al imputado por ellos.
Blanco permanecía detenido con prisión preventiva. Ahora recupera la libertad pero deberá fijar domicilio y no podrá ausentarse de él sin autorización del tribunal, y además tendrá que presentarse ante el Patronato de Liberados con la frecuencia que éste determine.
¿Cuáles fueron los hechos?
Primero: un hombre denunció que en noviembre de 2013 le entregó a Blanco un Ford Focus y una camioneta Chevrolet Silverado, con sus respectivas tarjetas verdes, para que los vendiera y cobrara una comisión ya que habían efectuado transacciones similares anteriormente y existía confianza entre ellos. Al tiempo supo que los vehículos no estaban a la venta, escuchó rumores de que Blanco los había vendido y jamás pudo comunicarse con él. En abril del año pasado, el damnificado amplió la denuncia porque le ocurrió lo mismo con otro Focus que le había dado en agosto de 2013.Aquí Rivarola dijo que hubo “abuso de confianza” y que Blanco se valió de esa relación de conocimiento previo para que el damnificado “entregara los automóviles sin tomar los recaudos necesarios que la operación comercial exigía, induciéndolo a error y provocando en consecuencia un perjuicio patrimonial, ya que una vez vendidos los rodados el denunciante no recibió la comisión acordada”. Dos de los rodados fueron secuestrados y estaban en manos de compradores de buena fe, que también se vieron perjudicados patrimonialmente por la estafa.
Segundo hecho: el 11 de abril de 2014 se radicó otra denuncia contra Blanco a raíz de que el 4 de diciembre de 2013 una persona le vendió un Volkswagen Polo por 35.000 pesos y recibió en parte 13 cheques de pago diferido. Blanco le dijo que debía devolvérselos cuando vendiera el auto. El tiempo pasó, el damnificado empezó a usar los cheques viendo que no cobrara y los destinatarios de ellos le reclamaron a él porque la cuenta estaba cerrada. A la fecha no recibió el dinero ni el auto.
Tercer hecho: fue por la venta de un Toyota Corolla, en agosto de 2013, a cambio de ocho cheques de pago diferido por 4.700 pesos cada uno. El vendedor cobró cuatro cheques y después la cuenta no tuvo fondos. Nunca más pudo comunicarse con Blanco.
Cuarto hecho: en este caso una persona le vendió a mediados de 2013 una camioneta Ford Ranger, recibiendo nueve cheques de pago diferido por 65.000 pesos; no pudiendo percibir tres de ellos. Además, en octubre del mismo año, le vendió otra Ford Ranger y un Corsa por 100.000 pesos, recibiendo 13 cheques, de los cuales no cobró ninguno.
Quinto hecho: también en noviembre de 2013 Blanco adquirió un Toyota Corolla y abonó con cinco cheques. El vendedor entregó esos documentos a un tercero para comprar una cosechadora, pero ese tercero no pudo cobrarlos.
Con relación a éste hecho y al segundo, Rivarola señaló que “Blanco desplegó la misma maniobra tendiente a perjudicar económicamente (a los vendedores), en razón de que entregó cheques, como parte de pago de los automóviles, simulando con esto solvencia económica y al ser presentados al cobro carecían de fondos, ocasionándoles así un deterioro patrimonial a los denunciantes”.
Sexto hecho: dos personas denunciaron que entre octubre y noviembre de 2013 le vendieron a Blanco un Corsa, un Seat Toledo, un Ford Focus, un Citroen Xsara, un Fiat Siena y un Renault 9 y recibieron “numerosos cheques” de pago diferido, los cuales al momento de ser cobrado fueron rechazados por falta de fondos.
Séptimo hecho: se le entregó a Blanco una camioneta Toyota Hilux en consignación y se le permitió usarla hasta que la vendiera; pero el imputado la vendió y no le entregó el dinero al dueño. Rivarola indicó que la persona perjudicada aceptó esas condiciones “en base a la confianza existente” y que Blanco le ocasionó “un evidente daño patrimonial” cuando incumplió con lo pactado.
Con respecto al tercer, cuarto y sexto hecho, el juez manifestó que “corresponde absolver a Blanco, toda vez que de la prueba reunida surge un incumplimiento contractual de su parte, ya que de todos los legajos se desprende que las operaciones comerciales se realizaron con cheques de pago diferido, y que cada uno de los denunciantes cobró algunos y otros no, denotando esta actitud que al momento de la realización del negocio no había intención de perjudicar al otro; resultando del devenir de los meses la imposibilidad de cobrar el resto de los cheques. Ello demuestra que Blanco incumplió con el acuerdo celebrado, debiendo reclamar los damnificados por la vía correspondiente”, en alusión a la vía civil.
El Diario LP | iTextual
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