Turismo | El Palmar, donde las fronteras de Paraguay y Brasil se funden en un área natural
https://www.lapampadiaxdia.com.ar/2015/04/turismo-el-palmar-donde-las-fronteras.html
Sobre el río Uruguay se extienden las 8.500 hectáreas del Parque Nacional El Palmar, en la provincia de Entre Ríos, creado en 1966 con el fin de preservar los palmares de yatay que bajaban del Paraguay y del sur de Brasil en densas fajas, y que con el tiempo fueron mermadas por el crecimiento demográfico y la expansión agropecuaria. (Foto: correrelmundo.blogspot.com)
Rodeado de cultivos, potreros y explotaciones forestales, El Palmar pudo recobrar la esencia de sus orígenes gracias a Administración de Parques Nacionales que logró salvar sus palmeras, con sus troncos atiborrados de pájaros carpinteros y chincheros, y con cotorras anidando en sus copas.
A su vez, el organismo resguardó la concentrada bio-diversidad de esta área natural, que incluye bosques, selvas, montes y sus bajíos, así como un importante patrimonio cultural.
También supo mantener su bosque y su pastizal, refugio de martinetas, ñandúes, zorros, gatos monteses, hurones y yararás; así como la selva que se cierra sobre los arroyos y hospeda a carpinchos, cozuelas pardas, lobitos de río, ositos lavadores y tingazúes.
Los montes de ñandubay, que albergan todo el año a cardenales, cachalotes, horneros y flores propias de la región, luego de cada lluvia, en sus bajíos, se pueblan de patos, garzas, jacanas, tortugas pintadas y ranas.
En las zonas cercanas al área de acampe, se pueden encontrar lagartos overos que descansan al sol, sociables vizcachas y una importante variedad de aves.
A su vez, el parque contiene ruinas jesuíticas que datan del siglo XVIII, pero que fueron reutilizadas e intervenidas durante cientos de años y hasta hoy, modificando su estructura histórica.
Se trata de las ruinas de la Calera del Palmar, realizadas a partir de la depuración de la caliza arcillosa con la que se obtiene cal viva, y que se la utilizaba con el fin de procesar los cueros que consumían las Misiones del Paraguay y que se enviaban a Buenos Aires y Montevideo.
Este recinto circular de piedra y de paredones que surgen de las barrancas, junto a un túnel que se abre sobre la playa, fueron restaurados y sacados de su olvido histórico por la Administración de Parques Nacionales.
De esta manera, El Palmar ofrece una variada gama de alternativas para introducirse en los ambientes naturales y en su patrimonio cultural, pudiéndoselo recorrer en automóvil, bicicleta, en cabalgata o a pie, según los caminos que se elijan.
El parque cuenta con camping, baños, luz eléctrica, proveeduría, restaurantes y alquiler de parrillas; además del Refugio Vida Silvestre "La Aurora del Palmar", ubicado enfrente, que también ofrece camping, comedor y hospedaje en vagones de un ferrocarril reacondicionado.
En el parque se organizan cabalgatas y caminatas por sus 200 hectáreas de yatayzal, y excursiones en canoa por el arroyo El Palmar.
Los visitantes también pueden alojarse en un modesto hotel en Ubajay, a 6 kilómetros de El Palmar, así como en las ciudades de Colón y Concordia -a 54 y 65 kilómetros del parque, respectivamente- donde la oferta gastronómica y hotelera es más amplia, además de sus atractivos termales y sus playas.
Uno de los paseos en automóvil es el que llega hasta las ruinas de la Calera del Palmar y la playa del río Uruguay, que consta de 3 kilómetros de área recreativa; sigue por el Mirador del Arroyo El Palmar, ubicado a 7 kilómetros de la costa del río, y a 11 kilómetros, se arriba a La Glorieta, una elevación en medio de un abigarrado yatayzal.
También se puede realizar en bicicleta el camino hacia el arroyo de Los Loros, en cuyas aguas se bañan carpinchos y lobitos de río.
El parque ofrece cinco senderos para realizar paseos exclusivamente a pie: uno de ellos es "El Mollar", que parte desde el camping y recorre 1.400 metros en círculo sobre una zona de transición entre la selva de la rivera y el monte xerófilo, donde se puede apreciar la cantidad de especies arbóreas.
El sendero Calera del Palmar parte desde la Intendencia y se abre paso a través del bosque en galería hasta llegar al monumento histórico, el recorrido es de 1.000 metros y suele ser un tanto resbaladizo por tramos.
El tercer recorrido sigue por 300 metros una huella que se adentra en el pastizal y la franja selvática hasta llegar al mirador del arroyo El Palmar, mientras que desde La Glorieta se baja por un camino hacia otro tramo del arroyo de playas arenosas.
La Glorieta es el punto ideal para pasar el atardecer, ya que desde allí pueden apreciarse las siluetas recortadas de las palmeras y los vuelos de las aves que cortan el violáceo del cielo.
En tanto, las barrancas de río Uruguay y el Área Recreativa son los sitios obligados para disfrutar tanto del amanecer como para pasar las noches de luna llena, que tiñe de plateado las aguas del río.
Télam
Rodeado de cultivos, potreros y explotaciones forestales, El Palmar pudo recobrar la esencia de sus orígenes gracias a Administración de Parques Nacionales que logró salvar sus palmeras, con sus troncos atiborrados de pájaros carpinteros y chincheros, y con cotorras anidando en sus copas.
A su vez, el organismo resguardó la concentrada bio-diversidad de esta área natural, que incluye bosques, selvas, montes y sus bajíos, así como un importante patrimonio cultural.
También supo mantener su bosque y su pastizal, refugio de martinetas, ñandúes, zorros, gatos monteses, hurones y yararás; así como la selva que se cierra sobre los arroyos y hospeda a carpinchos, cozuelas pardas, lobitos de río, ositos lavadores y tingazúes.
Los montes de ñandubay, que albergan todo el año a cardenales, cachalotes, horneros y flores propias de la región, luego de cada lluvia, en sus bajíos, se pueblan de patos, garzas, jacanas, tortugas pintadas y ranas.
En las zonas cercanas al área de acampe, se pueden encontrar lagartos overos que descansan al sol, sociables vizcachas y una importante variedad de aves.
A su vez, el parque contiene ruinas jesuíticas que datan del siglo XVIII, pero que fueron reutilizadas e intervenidas durante cientos de años y hasta hoy, modificando su estructura histórica.
Se trata de las ruinas de la Calera del Palmar, realizadas a partir de la depuración de la caliza arcillosa con la que se obtiene cal viva, y que se la utilizaba con el fin de procesar los cueros que consumían las Misiones del Paraguay y que se enviaban a Buenos Aires y Montevideo.
Este recinto circular de piedra y de paredones que surgen de las barrancas, junto a un túnel que se abre sobre la playa, fueron restaurados y sacados de su olvido histórico por la Administración de Parques Nacionales.
De esta manera, El Palmar ofrece una variada gama de alternativas para introducirse en los ambientes naturales y en su patrimonio cultural, pudiéndoselo recorrer en automóvil, bicicleta, en cabalgata o a pie, según los caminos que se elijan.
El parque cuenta con camping, baños, luz eléctrica, proveeduría, restaurantes y alquiler de parrillas; además del Refugio Vida Silvestre "La Aurora del Palmar", ubicado enfrente, que también ofrece camping, comedor y hospedaje en vagones de un ferrocarril reacondicionado.
En el parque se organizan cabalgatas y caminatas por sus 200 hectáreas de yatayzal, y excursiones en canoa por el arroyo El Palmar.
Los visitantes también pueden alojarse en un modesto hotel en Ubajay, a 6 kilómetros de El Palmar, así como en las ciudades de Colón y Concordia -a 54 y 65 kilómetros del parque, respectivamente- donde la oferta gastronómica y hotelera es más amplia, además de sus atractivos termales y sus playas.
Uno de los paseos en automóvil es el que llega hasta las ruinas de la Calera del Palmar y la playa del río Uruguay, que consta de 3 kilómetros de área recreativa; sigue por el Mirador del Arroyo El Palmar, ubicado a 7 kilómetros de la costa del río, y a 11 kilómetros, se arriba a La Glorieta, una elevación en medio de un abigarrado yatayzal.
También se puede realizar en bicicleta el camino hacia el arroyo de Los Loros, en cuyas aguas se bañan carpinchos y lobitos de río.
El parque ofrece cinco senderos para realizar paseos exclusivamente a pie: uno de ellos es "El Mollar", que parte desde el camping y recorre 1.400 metros en círculo sobre una zona de transición entre la selva de la rivera y el monte xerófilo, donde se puede apreciar la cantidad de especies arbóreas.
El sendero Calera del Palmar parte desde la Intendencia y se abre paso a través del bosque en galería hasta llegar al monumento histórico, el recorrido es de 1.000 metros y suele ser un tanto resbaladizo por tramos.
El tercer recorrido sigue por 300 metros una huella que se adentra en el pastizal y la franja selvática hasta llegar al mirador del arroyo El Palmar, mientras que desde La Glorieta se baja por un camino hacia otro tramo del arroyo de playas arenosas.
La Glorieta es el punto ideal para pasar el atardecer, ya que desde allí pueden apreciarse las siluetas recortadas de las palmeras y los vuelos de las aves que cortan el violáceo del cielo.
En tanto, las barrancas de río Uruguay y el Área Recreativa son los sitios obligados para disfrutar tanto del amanecer como para pasar las noches de luna llena, que tiñe de plateado las aguas del río.
Télam
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