Crimen de Villa Martita: testigo confirma la hipótesis de un asesinato por encargo

Este martes continua en la Ciudad Judicial el juicio a los tres acusados: Diego López, Gastón Soria y Carlos Luján Sosa. Son señalados como el autor material, partícipe necesario o secundario, y autor intelectual, respectivamente. Un testigo dijo que Soria le ofreció hacer "un trabajo". (Foto: EL Diario LP)


Seguí el Caso Fuentes Cabal





En la segunda jornada de juicio oral y público que se le sigue a Diego López, Gastón Soria y Carlos Luján Sosa por el crimen de Griselda Fuentes Cabal y el intento de homicidio de Eduardo Ros un testigo confirmó que en los días previos al hecho le ofrecieron hacer "un trabajo para asustar a alguien por plata". La persona que le ofreció el trabajo lo identificó como uno de los acusados: Gastón Soria. Ese testigo que este martes declaró en el juicio es Cristian José "Chichano" García . Pidió al tribunal que los medios de prensa no le sacaran fotos.

Si bien en el inicio de su testimonio intentó negar lo que había declarado en la instrucción de la causa después lo ratificó porque su declaración había sido grabada. García quien en la instrucción de la causa declaró que en los días previos le habrían ofrecido “hacer un trabajo para asustar a alguien por plata”. Pero este martes, cuando se sentó frente al Tribunal intengó negar eso. Dijo que lo había “apretado” la Policía junto con los fiscales le habían hecho firmar esa declaración porque estaba con una condicional de tres años y lo amenazaron con cumplir esa condena.

Esto provocó que el fiscal Guillermo Sancho intervenga y acusara a García de no estar diciendo la verdad. Además, el fiscal dijo que la declaración fue grabada e incorporada a la causa. En el entredicho con el fiscal, García terminó admitiendo que le mandaron un mensaje de texto para hacer un trabajo y asustar alguien, pegarle y quedarse con la recaudación. Dijo que no sabe quien le mandó los mensajes de texto.

El fiscal pidió que se escuche el audio de la declaración, prueba a la que las defensas se opusieron pero el Tribunal decidió aceptar el pedido de la Fiscalía.

Cuando se escuchó su testimonio, García lo ratificó y dijo que el que le había ofrecido hacer el trabajo fue Gastón Soria. Aseguró que primero se lo ofreció personalmente y después a través de mensajes de texto.

Más testigos

El primero en declarar este martes fue el el subcomisario Julio Walter Vargas, del área de Criminalística de la Policíal. Declaró cómo se hicieron las actuaciones posteriores al hecho. Reveló que el primer disparo fue hecho desde dentro del habitáculo de la camioneta de Ros. “Fue tan cerca que dejó rastros de pólvora dentro del habitáculo y en el antebrazo de Ros”, dijo. También explicó que el primer disparo fue con una papa puesta en el caño (para hacer el efecto del silenciador) pero que los otros dos tiros no.

Posteriormente declaró la perito genetista Elina Francisco, quien tuvo a su cargo los estudios de ADN de los elementos secuestrados en el auto de Soria. Francisco confirmó que se encontraron rastros genéticos de Sosa y López en el auto Fiat Palio, propiedad de Soria.

Este martes no está presente en la audiencia Eduardo Ros.

Primer jornada

El viernes pasado comenzó y los tres se negaron a declarar. En esa jornada declaró el empresario Eduardo Ros, que relató el ataque y cómo salvó milagrosamente su vida luego de recibir dos disparos en la cabeza.

El debate continuará miércoles y viernes, y el lunes de la semana próxima, con el desfile de testigos. El fiscal del juicio, Guillermo Sancho, imputó a los tres acusados por el delito de homicidio doblemente agravado por precio o promesa remuneratoria y uso de arma de fuego. Durante la primera jornada, López fue el único que realizó muecas y algún gesto de disconformidad mientras se escuchaba el relato de la víctima y las palabras de la fiscalía.

En la primera jornada del juicio, los acusados mantuvieron el silencio. Pero Sosa y López dijeron que se abstenían de declarar “por ahora”. Podrían ampliar su indagatoria para intentar revertir algunos aspectos puntuales de los testimonios que se esuchcarán esta semana.

Los jueces que intervienen en el debate son Aníbal Andrés Olié, Carlos Alberto Besi y Carlos Fernández Articó (conjuez), quienes deberán decidir si aceptan el pedido de realizar una reconstrucción del hecho, algo que fue planteado por los abogados defensores. Gastón Gómez patrocina a López, Horacio Tanus Maffud a Soria y Juan Carlos De la Vega a Sosa. La víctima, que está presente como querellante, tiene como abogados a Cesar Augusto Rodríguez y Natalio Perés.

El caso conmocionó a la sociedad pampeana. El 14 de mayo del año pasado, a la noche, cuando ingresó en su camioneta al patio de su casa de Santa Rosa, en Illía al 2.066 de Villa Martita, Ros recibió un disparo en el rostro. El sicario, sin mediar palabra, luego disparó a quemarropa en la nuca de Griselda Fuentes Cabal, la pareja de Ros, que murió casi en el acto. El atacante intentó rematar al empresario con un disparo en el piso. Sin embargo, Ros sobrevivió y pudo llamar por teléfono para pedir ayuda.

Un motorista policial que demoró minutos antes del crimen a una persona que le pareció sospechosa, estacionada en un auto a una cuadra y medio del lugar, posibilitó la detención de los autores del hecho. En celular de Gastón Soria los pesquisas descubrieron mensajes de texto con Diego López y Carlos Luján Sosa, que fueron la punta del ovillo para orientar la pesquisa hacia un crimen por encargo.

Sancho planteó durante la primera audiencia del debate que el 14 de mayo del año pasado existió “un plan criminal” en el cual los tres imputados asumieron distintos roles. Soria se ocupó del traslado de López hasta la casa de las víctimas por el pago de 15.000 o 20.000 pesos (partícipe necesario o secundario); López, de ejecutar el crimen (autor material) a cambio de más de 30.000 pesos, y Sosa, de planificar y organizar el hecho (autor intelectual).

Durante la investigación del caso, Soria -pariente de Sosa- confesó que había llevado en su autoa a una persona “para hacer un trabajo”. Luego, en rueda de presos, reconoció a López como el pasajero de aquella noche. A Sosa lo comprometen los menajes de texto y varios testigos que contaron que había ofrecido en el ambiente en que se movía 30 mil pesos para darle “un susto” a Ros. Además de la confesión de Soria, a López lo complican las pruebas genéticas realizadas a pelos hallados en el interior del auto, que dieron positivas. Un detalle: el asesino usó una papa delante del caño del arma, a modo de “silenciador casero”, y en el auto secuestrado también se halló una bolsa de papas.

En la investigación previa al juicio no se comprobó cuál fue el móvil del crimen. Las sospechas de un ajuste de cuentas a partir de alguna actividad ligada al préstamo de dinero, compartida entre el dueño de la rotisería “La Cocina” y el presunto autor intelectual del hecho, Carlos Luján Sosa, sobrevoló la investigación. Pero eso no pudo acreditarse.

En cambio, ante el tribunal, Ros sugirió que el crimen fue una maniobra de Sosa para quedarse con una vivienda, ubicada en la misma zona de la ciudad, que había comprado unos meses antes. Relató que en diciembre de 2013 compró la casa que le ofreció la inmobiliaria de Santiago Cairnie y Sosa.

Dijo que pagó lo pactado y firmaron un boleta de compra venta. Pero admitió que la casa estaba a nombre de una hermana de Sosa, a pesar de que el dueño era Alfredo Rincón. Este hombre lo abordó varias veces, según contó, porque “no había asimilado” que se había desprendido del inmueble. Pero le dijo a los jueces que después que comentó eso en la inmobiliaria, “lo apretaron un poco con Sosa para que no me joda más”.

El empresario contó que la casa recién se la entregaron en marzo. Y que el boleto de compraventa lo firmaron en la escribanía Cavalli, aunque le llamó la atención, en ese momento, que no se certificaron las firmas. Sosa le había avisado que en la semana siguiente al crimen iban a escriturar, finalmente, la vivienda que había comprado. Por eso, si bien no lo dijo con todas las letras, quedó en evidencia que él sospecha que, con su asesinato, pretendían quedarse con el inmueble.

EL Diario LP