Santa Rosa | Estafó a una empresa en 350 mil pesos y va preso

Un hombre estafó a una empresa y va a prisión. El Tribunal de Impugnación Penal confirmó hoy la condena contra José Edigio Forno a un año de prisión como autor material y penalmente responsable del delito de estafa (artículo 172 del Código Penal) en perjuicio de una empresa pampeana, a la que le compró ladrillos cerámicos con cheques de 350 mil pesos.   (Foto Archivo)

 

 

También confirmó la revocatoria de la condicionalidad de otro fallo condenatorio que le había impuesto la Cámara Criminal 2 de Neuquén el 18 de junio de 2009 y la unificación de ambas penas en una única a tres años de prisión de efectivo cumplimiento. Así, una vez firme la condena, irá a prisión.

Los jueces Carlos Flores y Filinto Rebechi ratificaron la sanción del juez Andrés Olié, al no hacer lugar al recurso de impugnación presentado por el defensor Gastón Gómez.

Este había recurrido la sentencia con el argumento de que no se había acreditado la participación de Formo en el hecho investigado. También le restó valor a los reconocimientos en rueda de personas y fotográficos por entender que carecieron de la fuerza convictiva necesaria –hasta adujo que la Brigada de Investigaciones direccionó intencionalmente la pesquisa hacia su cliente– y afirmó que no pudo controlar esa prueba. Subsidiariamente solicitó una pena menor porque, si bien existía el dato objetivo de la condena anterior, manifestó que transcurrieron seis años desde su imposición.

"De la simple lectura del fallo surge con claridad que el juez ha realizado un profundo análisis de las diligencias" efectuadas con tres testigos, "otorgándole a cada uno de ellos el valor probatorio correspondiente", contestó el TIP para refutar aquel primer fundamento.

Incluso remarcó que uno de los testigos reconoció al imputado "como la persona que dijera llamarse José Avila", cuando se presentó a comprar ladrillos cerámicos, de acuerdo a las previsiones legales, "dado que al momento de llevarse adelante la diligencia no existía una persona identificada en la denuncia, sospechándose que la estafa investigada había sido realizada utilizando una identidad simulada".

Con relación a que la pena fue excesiva, Flores recordó que el delito por el que se condenó a Forno "fue cometido mientras el acusado se encontraba cumpliendo una condena anterior, resultando el quántum punitivo impuesto acorde a las pautas legales establecidas", y agregó que "resulta plenamente proporcionado el quántum habida cuenta de que debe existir relación con el bien jurídico afectado, ello ponderando la gravedad del hecho y la posibilidad del autor de motivarse para actuar de un modo diferente".

Olié, el pasado 3 de agosto, había dado por probado que Forno, un comerciante de 45 años, domiciliado en la ciudad rionegrina de Cipolletti, le ocasionó a la empresa pampeana un perjuicio de 314.769,32 pesos. ¿Cómo fue la maniobra defraudatoria? A fines de 2011 y en abril de 2012, el acusado "simulando ser el señor José Avila y también su calidad de apoderado de la cooperativa Cersinplat", de Cutral Co, concretó con un socio gerente de la damnificada la provisión de casi 140.000 ladrillos cerámicos "en diferentes entregas parciales", obteniendo a cambio el "desembolso voluntario de 13 cheques con vencimientos escalonados por un total de 351.722,80 pesos".

"Para cumplir con los actos de simulación, el acusado usurpó el nombre de una persona que efectivamente trabajaba en Cersinpat, suscribió todos los documentos a su nombre, como 'gerente comercial', entregó documentación apócrifa de la cooperativa –poder de actuación y acta constitutiva de ella– y también hizo un cumplimiento parcial del compromiso asumido, para lo cual adquirió un equipo de ladrillos cerámicos en la cooperativa, oportunidad en la cual el verdadero José Ávila tomo contacto con él precisamente para acordar esa venta", destacó Olié. Avila era el jefe de ventas de la empresa que fabrica y vender ladrillos.

"La actuación de Forno –concluyó– estuvo directamente dirigida a la obtención del resultado lesivo, consistente en la entrega de los valores, para lo cual montó y orquestó una 'mise en scene' (sic), consistente en adoptar y simular una identidad extraña –pero que se correspondía con un sujeto que realmente trabajaba en la empresa- y aportar documentación que parecía dar legitimidad a la operación, e incluso efectuar una entrega parcial de material". 

 

 

iTextual