Literatura | A los 84 años murió el afamado escritor italiano Umberto Eco
https://www.lapampadiaxdia.com.ar/2016/02/literatura-los-84-anos-murio-el-afamado.html
MIRÁ EL VIDEO El escritor y semiólogo italiano Umberto Eco, conocido en todo el mundo por la novela "El nombre de la Rosa", falleció hoy, a los 84 años, informó la prensa italiana.
El escritor italiano Umberto Eco, autor de la novela "El nombre de la
rosa, murió a los 84 años, anunciaron la noche del viernes al sábado
varios medios de prensa italianos.
Umberto Eco falleció el viernes hacia las 21H30 (20H30 GMT) en su domicilio, indica la edición digital del diario La Repubblica, que contactó con la familia. El escritor llevaba tiempo aquejado de un cáncer.
Umberto Eco falleció el viernes hacia las 21H30 (20H30 GMT) en su domicilio, indica la edición digital del diario La Repubblica, que contactó con la familia. El escritor llevaba tiempo aquejado de un cáncer.
A partir de ese momento, el hecho se replicó sin descanso en las redes sociales de Twitter y Facebook, definidas por Eco como "la invasión de los idiotas" porque permitían "la opinión de los necios".
"Umberto Eco, uno de los intelectuales más célebres de Italia, ha muerto", anuncia la edición digital de Il Corriere della Sera.
"El mundo pierde a uno de los hombres más importantes de su cultura contemporánea", afirma por su parte La Repubblica en su edición digital.
El escritor nacido en Alessandria el 5 de enero de 1932, en el norte de Italia, Doctor Honoris Causa de 38 universidades alrededor del mundo y Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades que se desempeñaba al frente de la cátedra de Semiótica de la Universidad de Bologna -donde puso en marcha la Escuela Superior de Estudios Humanísticos o 'Superescuela' que desde 2008 difunde la cultura internacional entre licenciados con alto nivel de conocimiento- es autor de una poderosa obra ensayística y de ficción atravesada por la filosofía tomista y sobrevolada por la cultura medieval.
"El nombre de la rosa" es el bestseller que lo lanzó a la fama mundial en 1980, novela donde el célebre Fray Guillermo de Baskerville debía esclarecer los crímenes cometidos en una abadía benedictina en el año 1327 ayudado por el novicio Adso de Melk, que ganó el Premio Strega en 1981 y el Medicis Extranjero en 1982 y en 1986 fue llevada al cine por Jean-Jacques Annaud y protagonizada por Sean Connery.
Traducida a cerca de medio centenar de lenguas contó con más de 30 millones de copias vendidas; mientras que "El péndulo de Foucault" podía leerse como la crítica de "El código Da Vinci", dijo Eco, una historia de tres intelectuales que inventan un supuesto plan templario para dominar el mundo, publicada en Italia en 1988 e intempestivamente tildada por la Santa Sede como "bufonada", "charlatanería", "profanación" y "blasfemia".
Para este experto en comunicación -autor de ensayos como "Apocalípticos e integrados"- toda expresión cultural debe situarse en su contexto histórico, como se ve en escritos caracterizados por análisis semióticos alejados de cualquier visión metafísica y en obras que han contribuido a difundir temas de estética y arte contemporáneo.
Conceptos como signo, código, metáfora o símbolo fueron desarrollado en su famoso "Tratado de semiótica general"; mientras que en su última novela "El libro del año cero", retoma sus duras críticas sobre la crisis del periodismo, nacida a su entender en los años 50 a partir de la aparición de la televisión en los hogares.
"Los libros son esa clase de instrumentos que, una vez inventados, no pudieron ser mejorados, simplemente porque son buenos. Como el martillo, el cuchillo, la cuchara o la tijera", resumía este miembro del Foro de sabios de la Unesco que en sus últimos años alternó su quehacer académico literario con colaboraciones en distintos medios, conferencias y coloquios.
"Umberto Eco, uno de los intelectuales más célebres de Italia, ha muerto", anuncia la edición digital de Il Corriere della Sera.
"El mundo pierde a uno de los hombres más importantes de su cultura contemporánea", afirma por su parte La Repubblica en su edición digital.
El escritor nacido en Alessandria el 5 de enero de 1932, en el norte de Italia, Doctor Honoris Causa de 38 universidades alrededor del mundo y Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades que se desempeñaba al frente de la cátedra de Semiótica de la Universidad de Bologna -donde puso en marcha la Escuela Superior de Estudios Humanísticos o 'Superescuela' que desde 2008 difunde la cultura internacional entre licenciados con alto nivel de conocimiento- es autor de una poderosa obra ensayística y de ficción atravesada por la filosofía tomista y sobrevolada por la cultura medieval.
"El nombre de la rosa" es el bestseller que lo lanzó a la fama mundial en 1980, novela donde el célebre Fray Guillermo de Baskerville debía esclarecer los crímenes cometidos en una abadía benedictina en el año 1327 ayudado por el novicio Adso de Melk, que ganó el Premio Strega en 1981 y el Medicis Extranjero en 1982 y en 1986 fue llevada al cine por Jean-Jacques Annaud y protagonizada por Sean Connery.
Traducida a cerca de medio centenar de lenguas contó con más de 30 millones de copias vendidas; mientras que "El péndulo de Foucault" podía leerse como la crítica de "El código Da Vinci", dijo Eco, una historia de tres intelectuales que inventan un supuesto plan templario para dominar el mundo, publicada en Italia en 1988 e intempestivamente tildada por la Santa Sede como "bufonada", "charlatanería", "profanación" y "blasfemia".
Para este experto en comunicación -autor de ensayos como "Apocalípticos e integrados"- toda expresión cultural debe situarse en su contexto histórico, como se ve en escritos caracterizados por análisis semióticos alejados de cualquier visión metafísica y en obras que han contribuido a difundir temas de estética y arte contemporáneo.
Conceptos como signo, código, metáfora o símbolo fueron desarrollado en su famoso "Tratado de semiótica general"; mientras que en su última novela "El libro del año cero", retoma sus duras críticas sobre la crisis del periodismo, nacida a su entender en los años 50 a partir de la aparición de la televisión en los hogares.
"Los libros son esa clase de instrumentos que, una vez inventados, no pudieron ser mejorados, simplemente porque son buenos. Como el martillo, el cuchillo, la cuchara o la tijera", resumía este miembro del Foro de sabios de la Unesco que en sus últimos años alternó su quehacer académico literario con colaboraciones en distintos medios, conferencias y coloquios.
Cadena3 | Télam
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