En su mensaje de Pascua, Arancedo dijo que el país atraviesa una crisis moral
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El presidente de la Asamblea Episcopal Argentina y arzobispo de Santa Fe afirmó en su mensaje de Pascua que “cuando la impunidad y la justificación ocupan el lugar del deber moral y de la ejemplaridad, el cuerpo social se debilita”. (Foto: Télam)
En su mensaje, difundido por la Agencia Informativa Católica Argentina, Arancedo consideró que “esta realidad signada por el pecado no tiene, sin embargo, la última palabra”. Y señaló la necesidad de que en el marco de esta fecha surjan “hombres y mujeres impulsados por la fuerza del Resucitado que descubran su mensaje, para hacer realidad en sus vidas y en la comunidad los bienes de la verdad y de la vida, de la justicia y de la solidaridad, de la honestidad y del cumplimiento de la ley y sus obligaciones”.
Al caracterizar la crisis moral del país, Arancedo sostuvo que “se expresa en conductas que se han desvinculado de la exigencia moral de los valores. No podemos, no debemos -enfatizó- acostumbrarnos a vivir en un mundo sin una referencia vinculante al mundo de los valores que nos eleven como personas y comunidad”, consideró.
“La conciencia como regla suprema que distingue el bien del mal se ha adormecido, la hemos adormecido”, denunció, a la vez que apuntó que “el dinero, el poder y el éxito a cualquier precio han ocupado un lugar indebido en la escala de los valores personales y sociales”.
El arzobispo de Santa Fe describió al escenario actual como una realidad “dolorosa signada por el pecado” y mencionó a “la pobreza, al crimen del narcotráfico, la corrupción y los enfrentamientos que nos aíslan y dividen comprometiendo la amistad social”.
A estos flagelos agregó “el crecimiento irresponsable del juego, que se vale de las ilusiones de la gente, que debilita la cultura del trabajo y compromete el bienestar de la familia. Son signos de una sociedad frágil en la que las víctimas son siempre los más débiles y necesitados”.
“Dirijo esta palabra, con la fuerza y la esperanza de la Pascua, ante todo a la clase dirigente que tiene una mayor responsabilidad, especialmente quienes ejercen funciones en los poderes del Estado ordenados al servicio del bien común. Pero también es un llamado y un compromiso que todos debemos asumir”, indicó.
En su mensaje, difundido por la Agencia Informativa Católica Argentina, Arancedo consideró que “esta realidad signada por el pecado no tiene, sin embargo, la última palabra”. Y señaló la necesidad de que en el marco de esta fecha surjan “hombres y mujeres impulsados por la fuerza del Resucitado que descubran su mensaje, para hacer realidad en sus vidas y en la comunidad los bienes de la verdad y de la vida, de la justicia y de la solidaridad, de la honestidad y del cumplimiento de la ley y sus obligaciones”.
Al caracterizar la crisis moral del país, Arancedo sostuvo que “se expresa en conductas que se han desvinculado de la exigencia moral de los valores. No podemos, no debemos -enfatizó- acostumbrarnos a vivir en un mundo sin una referencia vinculante al mundo de los valores que nos eleven como personas y comunidad”, consideró.
“La conciencia como regla suprema que distingue el bien del mal se ha adormecido, la hemos adormecido”, denunció, a la vez que apuntó que “el dinero, el poder y el éxito a cualquier precio han ocupado un lugar indebido en la escala de los valores personales y sociales”.
El arzobispo de Santa Fe describió al escenario actual como una realidad “dolorosa signada por el pecado” y mencionó a “la pobreza, al crimen del narcotráfico, la corrupción y los enfrentamientos que nos aíslan y dividen comprometiendo la amistad social”.
A estos flagelos agregó “el crecimiento irresponsable del juego, que se vale de las ilusiones de la gente, que debilita la cultura del trabajo y compromete el bienestar de la familia. Son signos de una sociedad frágil en la que las víctimas son siempre los más débiles y necesitados”.
“Dirijo esta palabra, con la fuerza y la esperanza de la Pascua, ante todo a la clase dirigente que tiene una mayor responsabilidad, especialmente quienes ejercen funciones en los poderes del Estado ordenados al servicio del bien común. Pero también es un llamado y un compromiso que todos debemos asumir”, indicó.
Télam
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